Saludos para todo el mundo.
¿Qué experiencias han tenido con quienes conducen utilitarios deportivos por las trochas? Hace poco me sucedió un encuentro en una vía de La Calera (cerca de Bogotá, para quienes no conocen) que ha podido terminar mal. El camino, destapado, está en regular estado, como es la generalidad de las vías terciarias de la región, a pesar de que, según parece, es una vía departamental. Iba despacio, menos de 20 km/h, por el estado de la superficie, su estrechez, y porque llegaba a una curva a la derecha sin visibilidad. De pronto, surgen a gran velocidad una cuatrimoto, seguida de uno que me parece era un Can-Am Commander y luego, lo peor, aparece por mi carril otra cuatrimoto, que divisé cuando estaba tal vez a menos de 5 m. Afortunadamente, iba despacio y tengo buenos frenos, porque el bestia ni disminuyó su velocidad; al menos supo esquivarme. El choque de la cuatrimoto contra nuestra camioneta no nos hacía peligrar, pero lo que sí me preocupaba a posteriori era que uno de nosotros habría podido resultar lesionado por un imbécil de esos que se creen dueños del mundo, porque habría terminado su carrera a través de mi parabrisas. Pobres campesinos que ya no pueden andar tranquilos por sus caminos, porque, ¿creen que un bárbaro de esos respeta a alguien que vaya a caballo?
El episodio me recordó una columna de Héctor Abad FAciolince en El Espectador. Gracias a Google, les pongo el enlace, porque comparto mucho de lo que expone ese escritor.
http://www.elespectador.com/columna103933-cuatrimotos-y-seleccion-natural
¿Qué experiencias han tenido con quienes conducen utilitarios deportivos por las trochas? Hace poco me sucedió un encuentro en una vía de La Calera (cerca de Bogotá, para quienes no conocen) que ha podido terminar mal. El camino, destapado, está en regular estado, como es la generalidad de las vías terciarias de la región, a pesar de que, según parece, es una vía departamental. Iba despacio, menos de 20 km/h, por el estado de la superficie, su estrechez, y porque llegaba a una curva a la derecha sin visibilidad. De pronto, surgen a gran velocidad una cuatrimoto, seguida de uno que me parece era un Can-Am Commander y luego, lo peor, aparece por mi carril otra cuatrimoto, que divisé cuando estaba tal vez a menos de 5 m. Afortunadamente, iba despacio y tengo buenos frenos, porque el bestia ni disminuyó su velocidad; al menos supo esquivarme. El choque de la cuatrimoto contra nuestra camioneta no nos hacía peligrar, pero lo que sí me preocupaba a posteriori era que uno de nosotros habría podido resultar lesionado por un imbécil de esos que se creen dueños del mundo, porque habría terminado su carrera a través de mi parabrisas. Pobres campesinos que ya no pueden andar tranquilos por sus caminos, porque, ¿creen que un bárbaro de esos respeta a alguien que vaya a caballo?
El episodio me recordó una columna de Héctor Abad FAciolince en El Espectador. Gracias a Google, les pongo el enlace, porque comparto mucho de lo que expone ese escritor.
http://www.elespectador.com/columna103933-cuatrimotos-y-seleccion-natural