Pico y Placa en Bogotá impacta en precios de los alimentos
Marisol Vargas Rodríguez
Bogotá. El movimiento en Corabastos tuvo una reducción importante desde hace un mes cuando comenzó a operar la ampliación de la restricción vehicular en la capital, según los comerciantes de la central mayorista.
Para Antonio Ramírez, quien realiza acarreos en un Renault cuatro rojo, la situación no ha sido fácil en este tiempo, pues debido a la restricción implementada en la ciudad se ve obligado a dejar el carro estacionado dos veces a la semana, miércoles y viernes.
Con preocupación, Ramírez asegura que ha perdido trabajo y calidad de vida, ya que no tiene los mismos ingresos. “Antes, en el día más malo de la semana hacía cuatro acarreos a barrios cercanos y de ahí sacaba al menos 25 mil pesos, pero ahora, en un mes, he perdido más de 200 mil pesos y esa plata hace falta en la casa”, cuenta.
Como Antonio, más de 1.500 transportadores informales de Corabastos afirman que el Pico y Placa extendido es una medida que afecta el empleo, sube el costo de los fletes de transporte y, de paso, incrementa el precio de los alimentos.
El gerente de Corabastos, José Gonzalo Romero, indicó que a diario ingresan 12.500 vehículos a la central, de estos 4.500 son carros particulares y furgones. El 33 por ciento de los pequeños transportadores deja de movilizarse dos veces a la semana por la restricción que va de seis de la mañana a ocho de la noche.
Según el directivo, el incremento en fletes de transporte para los comerciantes ha sido de 30 por ciento, pues aquellos transportadores que pueden trabajar la jornada sin ninguna restricción intentan duplicar los acarreos, por lo que consumen más gasolina y algunas veces pagan más peajes si movilizan alimentos hacía otras regiones del país.
A juicio de Romero, la reducción del flujo del transporte de carga y acarreos en la Corabastos ha provocado una disminución en la oferta de alimentos, principalmente de hortalizas, frutas y tubérculos que se producen en la Sabana de Bogotá.
Al día deben ingresar 13 mil toneladas de bienes agrícolas, de los cuales han dejado de llegar 1.000 toneladas por el Pico y Placa. Del mismo modo, las ventas cayeron. Desde el 16 de febrero, cuando empezó a regir la restricción, los comerciantes han dejado de recibir entre 8.000 millones de pesos y 10.000 millones de pesos.
Romero aseguró que según cálculos de los comercializadores, las hortalizas y los frutos han tenido un aumento de entre 10 y 20 por ciento, según el producto. Mientras que la papa subió 26 por ciento por problemas del transporte del tubérculo y por la estacionalidad del cultivo que también redujo los inventarios.
En ese sentido, el coordinador de precios de Corabastos, Pedro Triviño, explicó que aunque en esta época del año es común que se presente una caída en la producción de papa, el Pico y Placa es el factor que mayor incidencia ha tenido en la reducción de la oferta.
Entre diciembre de 2008 y enero de 2009, el bulto de la papa costaba 35 mil pesos. Pero entre febrero y marzo, subió a 42 mil pesos y la semana pasada se alcanzó a cotizar a 53 mil pesos.
Triviño destacó que la restricción vehicular afecta la seguridad alimentaria de la ciudad, esto, porque muchos de los productos con los que se abastecen las grandes superficies y plazas de las localidades provienen de otros departamentos y son transportados en vehículos pequeños que al llegar a Bogotá son cobijados por el Pico y Placa.
Por su parte, el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Rafael Mejía López, manifestó que la restricción ha perjudicado el comercio en la central de abastos, pues gran parte del transporte se realiza en camiones y carros pequeños y estos quedan inmovilizados dos veces a la semana.
“Los conductores deben llegar antes del amanecer y les toca quedarse parqueados todo el día en Corabastos y no pueden trabajar en otros lugares. La situación encarece los alimentos, sobrecosto que es trasladado al consumidor. Asimismo, se reduce el precio al productor”, afirmó Mejía.
Luego de una discusión con el Distrito, los comerciantes llegaron a un consenso que impidió establecer la medida para el día sábado. “Mientras la seguridad democrática deja salir de nuevo al campo, en Bogotá no nos permiten volver”, puntualizó Mejía.
El gerente de Corabastos destacó que la central genera 55 mil empleos, de los cuales 12 mil son indirectos, es decir, acarreadores, zorreros, coteros y vendedores ambulantes, entre otros, que se han visto afectados por la norma ya que al bajar el ingreso de alimentos la actividad en la plaza también es menor.
“Los comerciantes comenzaron a reducir la nómina porque muchas veces los empleados no tienen nada que hacer”, concluyó Romero.
Vía libre por la carrera 30
La semana pasada el Secretario de Movilidad, Fernando Álvarez, y representantes de los comerciantes de Corabastos se reunieron para discutir el impacto de la restricción vehicular. El Distrito evaluará la problemática, pero recalcó que la medida no incide en el precio y el abastecimiento de bienes en Bogotá. Por su parte, el gerente de Corabastos, José Gonzalo Romero, dijo que esperarán el pronunciamiento definitivo sobre el futuro del Pico y Placa. Mientras tanto, proponen que se autorice el paso de los vehículos de carga grandes y pequeños por la carrera 30 durante todo el día, y que se cree una calcomanía o distintivo para los carros encargados de los acarreos.