Como lo había contado en el tema de satisfacciones y alegrías, debido a la visita de mis padres se planeó un viaje por carretera en Europa. El medio de transporte seleccionado fue una auto-caravana modelo 2011 (Fiat Ducato 2.3 – 130 Hp), destinada para 7 personas sentadas con cinturón de seguridad (una lugar más sin cinturón) y 7 espacios para dormir (aunque si el plan es familiar pueden dormir uno o dos más).
Con el ánimo de compartir la experiencia y darles algunos detalles interesantes, narraré por etapas el recorrido, con el fin de poder sintetizar las cosas más importantes y poder organizar el tema y agregar las fotos respectivas.
Etapa 1 (Málaga – Burdeos – Versalles)
El viaje inicio en Málaga (España) rumbo a la ciudad de Burdeos (Francia) el día 22 de diciembre en horas de la tarde. Este primer trayecto fue de 1.200 km, los cuales se recorrieron en 16 horas, debido a la neblina que invadió las carreteras del país Vasco español y francés.
El objetivo era llegar con la auto-caravana a medianoche a Burdeos, lastimosamente la neblina hizo que se debiera disminuir la velocidad e incluso parar en varios tramos. Finalmente, mis padres y la familia de mi hermana legaron a Burdeos el día 23 a las 7 am.
Mientras se duchaban y desayunaban, yo me encargaba de hacer un reconocimiento del carro y de verificar el funcionamiento de su sistema de calefacción, pues la empresa con la que se alquiló el vehículo envió para realizar la entrega a domicilio a un empleado que poco o nada sabía de sus componentes y funcionamiento.
Descubrimos que la calefacción de la cabina no trabajaba con electricidad sino con gas, así que verificamos la instalación y nada estaba conectado. Así que tuvimos que conectar los cilindros de gas y abrir las llaves de paso para hacer funcionar el sistema. El problema se presentó cuando al intentar conectar el cilindro el conector no se sujetaba y no permitía que el sistema funcionara, situación que nos preocupó ya que sin calefacción sería casi imposible viajar debido al frio del invierno.
Decidimos entonces buscar un lugar de auto-caravanas en Francia para que nos ayudarán con el problema, mientras lográbamos llegar a la dirección (el GPS no encontró la calle), comprobé que los franceses no saben dónde están ubicados, pues estando a menos de 3 cuadras del lugar de reparación y venta de auto-caravanas, le preguntamos a 5 personas que trabajaban en las cercanías y nadie supo explicar en dónde estaba la calle que buscábamos. Por fortuna, pude poner en modo mapa al GPS y manualmente buscar la calle y llegar al lugar.
No lo creerán, pero el conector del cilindro de gas no era el mismo en Francia, era completamente diferente el español del francés. Según el mecánico nunca había visto un sistema como ese en su vida. Ahí nuestro animo comenzó a bajar, pues nos parecía increíble que en Europa pudieran ponerse de acuerdo 28 países para unificar fronteras y normativas de tipo laboral, económico, sanitario y demás, excepto para unificar las conexiones de gas butano y propano. Lo bueno es que mientras el mecánico fue a consultar con el jefe de taller, pude con mucha fuerza hacer que el conector asegurará y solucionar el problema.
Estas son las conexiones en España mientras que en el resto de paises visitados (Francia, Belgica, Holanda, Luxemburgo y Suiza), son como las nuestras:
Todo conectado y en supuesto, pudimos poner en funcionamiento la estufa y comenzar a explorar el funcionamiento de la calefacción. Después de esto, decidimos emprender nuestro viaje a Versalles.
Quienes hayan viajado por Europa por carretera, sabrán que al menos en el occidente europeo, el país más abusivo en el cobro de peajes es Francia y que si no se quiere utilizar las autopistas hay que recurrir al uso de vías secundarias que mezclan tramos de vía nacional con departamental y hace obligatorio el paso por muchos pueblos cuya circulación es limitada a 50 km/h.
Mi hermana y su esposo ya estaban molestos por el cobro excesivo de peajes, pues desde que cruzaron la frontera en San Sebastián (España) hasta Burdeos, les cobraron 30 euros de peajes (estamos hablando de 3 horas de autopista). Sin embargo, decidimos continuar por vía peajeada hasta Versalles. Mala idea, pues en 6 horas de autopista nos cobraron casi 80 euros más de peajes, y eso que la auto-caravana tan sólo era segunda categoría y no tercera ni cuarta. Al final, desde la frontera de España hasta Versalles el balance es de casi 110 euros en peajes.
Un par de imágenes de lo que se hacía mientras se conducía a 130 km/h:
Como salimos tarde de Burdeos el día 23, llegamos en la noche a Versalles. Decidimos entonces no quedarnos dentro del pueblo sino a las afueras en un “aire” (zona de reposo para todo tipo de vehículos, algunos con gasolineras y baños), no sin antes verificar que fuera seguro para pasar la noche, pues se escucha de hurtos frecuentes a camiones. Aparcamos en un "aire" a 18 km de Versalles, se preparó la cena y pasamos la noche. Como el carro venía caliente y se acababa de cocinar, creímos inocentemente que la calefacción de la auto-caravana estaba en funcionamiento. Nuevamente nos equivocamos, pues en la madrugada comenzamos a sentir algo de frio. Resulta que el sistema eléctrico tenía un bloqueo y se resolvió cuando desde la cabina del carro reinicié la batería dedicada a alimentar todos los accesorios de la auto-caravana, desde ese momento comenzó a sonar un sonido leve como de un ventilador y descubrimos que comenzaba a salir aire caliente por unos ductos ubicados por toda la auto-caravana, incluso en el baño. Si bien pasamos una noche agradable estuvo algo fría.
Resuelto ahora si el tema de la calefacción, nos fuimos para el palacio de Versalles. Esta sería mi segunda visita, así que tuve más tiempo para reflexionar sobre los detalles y sobre la historia de la monarquía francesa y comprendí mejor cómo Napoleón logró que la chusma francesa de la época se enervara hasta el punto de dirigirse al palacio en 1789 con el ánimo de destruir la edificación y matar a Luís XVI como a su mujer María Antonieta. Y no era para menos, ya que la extravagancia que rodea todo el palacio está a flor de piel, incluso pasando al mal gusto y a lo ordinario, o ¿a quién más puede gustarle un juego de sala en plata, junto con lámparas de pie con ángeles alrededor en oro? Al ver nuevamente todo eso, no pude dejar de pensar en los mafiosos y en sus gustos estrambóticos, así como en la imagen que muchos de ellos tienen de si mismos al creerse unos monarcas.
Espero que les guste, más adelante pondré la segunda etapa.
Con el ánimo de compartir la experiencia y darles algunos detalles interesantes, narraré por etapas el recorrido, con el fin de poder sintetizar las cosas más importantes y poder organizar el tema y agregar las fotos respectivas.
Etapa 1 (Málaga – Burdeos – Versalles)
El viaje inicio en Málaga (España) rumbo a la ciudad de Burdeos (Francia) el día 22 de diciembre en horas de la tarde. Este primer trayecto fue de 1.200 km, los cuales se recorrieron en 16 horas, debido a la neblina que invadió las carreteras del país Vasco español y francés.
El objetivo era llegar con la auto-caravana a medianoche a Burdeos, lastimosamente la neblina hizo que se debiera disminuir la velocidad e incluso parar en varios tramos. Finalmente, mis padres y la familia de mi hermana legaron a Burdeos el día 23 a las 7 am.
Mientras se duchaban y desayunaban, yo me encargaba de hacer un reconocimiento del carro y de verificar el funcionamiento de su sistema de calefacción, pues la empresa con la que se alquiló el vehículo envió para realizar la entrega a domicilio a un empleado que poco o nada sabía de sus componentes y funcionamiento.
Descubrimos que la calefacción de la cabina no trabajaba con electricidad sino con gas, así que verificamos la instalación y nada estaba conectado. Así que tuvimos que conectar los cilindros de gas y abrir las llaves de paso para hacer funcionar el sistema. El problema se presentó cuando al intentar conectar el cilindro el conector no se sujetaba y no permitía que el sistema funcionara, situación que nos preocupó ya que sin calefacción sería casi imposible viajar debido al frio del invierno.
Decidimos entonces buscar un lugar de auto-caravanas en Francia para que nos ayudarán con el problema, mientras lográbamos llegar a la dirección (el GPS no encontró la calle), comprobé que los franceses no saben dónde están ubicados, pues estando a menos de 3 cuadras del lugar de reparación y venta de auto-caravanas, le preguntamos a 5 personas que trabajaban en las cercanías y nadie supo explicar en dónde estaba la calle que buscábamos. Por fortuna, pude poner en modo mapa al GPS y manualmente buscar la calle y llegar al lugar.
No lo creerán, pero el conector del cilindro de gas no era el mismo en Francia, era completamente diferente el español del francés. Según el mecánico nunca había visto un sistema como ese en su vida. Ahí nuestro animo comenzó a bajar, pues nos parecía increíble que en Europa pudieran ponerse de acuerdo 28 países para unificar fronteras y normativas de tipo laboral, económico, sanitario y demás, excepto para unificar las conexiones de gas butano y propano. Lo bueno es que mientras el mecánico fue a consultar con el jefe de taller, pude con mucha fuerza hacer que el conector asegurará y solucionar el problema.
Estas son las conexiones en España mientras que en el resto de paises visitados (Francia, Belgica, Holanda, Luxemburgo y Suiza), son como las nuestras:
Todo conectado y en supuesto, pudimos poner en funcionamiento la estufa y comenzar a explorar el funcionamiento de la calefacción. Después de esto, decidimos emprender nuestro viaje a Versalles.
Quienes hayan viajado por Europa por carretera, sabrán que al menos en el occidente europeo, el país más abusivo en el cobro de peajes es Francia y que si no se quiere utilizar las autopistas hay que recurrir al uso de vías secundarias que mezclan tramos de vía nacional con departamental y hace obligatorio el paso por muchos pueblos cuya circulación es limitada a 50 km/h.
Mi hermana y su esposo ya estaban molestos por el cobro excesivo de peajes, pues desde que cruzaron la frontera en San Sebastián (España) hasta Burdeos, les cobraron 30 euros de peajes (estamos hablando de 3 horas de autopista). Sin embargo, decidimos continuar por vía peajeada hasta Versalles. Mala idea, pues en 6 horas de autopista nos cobraron casi 80 euros más de peajes, y eso que la auto-caravana tan sólo era segunda categoría y no tercera ni cuarta. Al final, desde la frontera de España hasta Versalles el balance es de casi 110 euros en peajes.
Un par de imágenes de lo que se hacía mientras se conducía a 130 km/h:
Como salimos tarde de Burdeos el día 23, llegamos en la noche a Versalles. Decidimos entonces no quedarnos dentro del pueblo sino a las afueras en un “aire” (zona de reposo para todo tipo de vehículos, algunos con gasolineras y baños), no sin antes verificar que fuera seguro para pasar la noche, pues se escucha de hurtos frecuentes a camiones. Aparcamos en un "aire" a 18 km de Versalles, se preparó la cena y pasamos la noche. Como el carro venía caliente y se acababa de cocinar, creímos inocentemente que la calefacción de la auto-caravana estaba en funcionamiento. Nuevamente nos equivocamos, pues en la madrugada comenzamos a sentir algo de frio. Resulta que el sistema eléctrico tenía un bloqueo y se resolvió cuando desde la cabina del carro reinicié la batería dedicada a alimentar todos los accesorios de la auto-caravana, desde ese momento comenzó a sonar un sonido leve como de un ventilador y descubrimos que comenzaba a salir aire caliente por unos ductos ubicados por toda la auto-caravana, incluso en el baño. Si bien pasamos una noche agradable estuvo algo fría.
Resuelto ahora si el tema de la calefacción, nos fuimos para el palacio de Versalles. Esta sería mi segunda visita, así que tuve más tiempo para reflexionar sobre los detalles y sobre la historia de la monarquía francesa y comprendí mejor cómo Napoleón logró que la chusma francesa de la época se enervara hasta el punto de dirigirse al palacio en 1789 con el ánimo de destruir la edificación y matar a Luís XVI como a su mujer María Antonieta. Y no era para menos, ya que la extravagancia que rodea todo el palacio está a flor de piel, incluso pasando al mal gusto y a lo ordinario, o ¿a quién más puede gustarle un juego de sala en plata, junto con lámparas de pie con ángeles alrededor en oro? Al ver nuevamente todo eso, no pude dejar de pensar en los mafiosos y en sus gustos estrambóticos, así como en la imagen que muchos de ellos tienen de si mismos al creerse unos monarcas.
Espero que les guste, más adelante pondré la segunda etapa.
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