Bohemian Rapsody
Hay tres momentos que valen esta película: la manera como se fue creando y se armó esa Obra Maestra de todas las músicas que es "Bohemian Rhapsody". La génesis de "We will rock you", y la forma, la dirección de arte, el performance, los efectos y los planos que acompañan la recreación del concierto "Live Aid", aquel sábado 13 de julio de 1985 en el estadio de Wembley.
Las actuaciones son más que buenas, resaltando el parecido físico de Roger, John y Brian, no así el de Freddie, pero qué esfuerzo hace Rami Malek por caracterizarlo. También, choca un poco que todo suceda demasiado rápido, demasiado fácil, y tal vez se justifique en todo lo que había por contar. Está bien, vale esa licencia. Eso en lo que respecta a la crítica impune sobre la parte cinematográfica.
Ahora, las emociones que deja en el aficionado son imborrables. Aquí no importa la calidad de la cinta. Destaca, por mucho, la capacidad de devolvernos a aquellos tiempos, a aquellos momentos, como la primera vez que escuché "Bohemian Rhapsody", una tarde de 1980, y cómo fue el despertar de los sentidos con esa voz incomparable de Freddie y las genialidades que tienen esos 6 minutos de epifanía evangelista. Y cómo, una tras otra, fueron puliéndose las demás joyas de la corona de la reina.
La película, buena o no tanto, no se, es un regalo para los sentidos, un divertimento acústico, un encuentro con la gloria, con esos privilegios sonoros que nos tocó vivir, con ese salvavidas que nos lanzó, siempre, el rock de Queen.
Esta película, para mí, fue "A kind of Magic"
Hay tres momentos que valen esta película: la manera como se fue creando y se armó esa Obra Maestra de todas las músicas que es "Bohemian Rhapsody". La génesis de "We will rock you", y la forma, la dirección de arte, el performance, los efectos y los planos que acompañan la recreación del concierto "Live Aid", aquel sábado 13 de julio de 1985 en el estadio de Wembley.
Las actuaciones son más que buenas, resaltando el parecido físico de Roger, John y Brian, no así el de Freddie, pero qué esfuerzo hace Rami Malek por caracterizarlo. También, choca un poco que todo suceda demasiado rápido, demasiado fácil, y tal vez se justifique en todo lo que había por contar. Está bien, vale esa licencia. Eso en lo que respecta a la crítica impune sobre la parte cinematográfica.
Ahora, las emociones que deja en el aficionado son imborrables. Aquí no importa la calidad de la cinta. Destaca, por mucho, la capacidad de devolvernos a aquellos tiempos, a aquellos momentos, como la primera vez que escuché "Bohemian Rhapsody", una tarde de 1980, y cómo fue el despertar de los sentidos con esa voz incomparable de Freddie y las genialidades que tienen esos 6 minutos de epifanía evangelista. Y cómo, una tras otra, fueron puliéndose las demás joyas de la corona de la reina.
La película, buena o no tanto, no se, es un regalo para los sentidos, un divertimento acústico, un encuentro con la gloria, con esos privilegios sonoros que nos tocó vivir, con ese salvavidas que nos lanzó, siempre, el rock de Queen.
Esta película, para mí, fue "A kind of Magic"