Ese viaje en avión entre Bogotá y Medellín es un chiste. No acaba uno de llegar a la altura de vuelo cuando ya está empezando el descenso. Es más la demora del registro, abordaje y bajada que el vuelo mismo.
La bajada por Las Palmas (sí es esa?) es bacancita, pero debe ser más rica la subida; un par de curvas chéveres y varios miradores interesantes. De la ciudad como tal no conocimos un culo. Llegamos al hotel (Intercontinental) como a las 5 y salimos como a las 6:30 a La Macarena donde era el partido de las Williams. En el camino el trancón no se hizo esperar. Apenas dimos la vuelta al salir del hotel para seguir bajando(qué laberinto de retornos tan hp, y de noche peor la perdida), ahí llegaba el trancón que nos tocó como hasta un Falabella grande; sé que al rato pasamos frente al edificio Inteligente que no se veía.
La entrada al sitio, horrible. Un barrizal espantoso que todavía me acompaña en los zapatos y el pantalón, y el sitio como tal... normal, nada raro. En la fila detrás de nosotros estaba el Chicho Serna, jaja, ahí me hice la del niño chiquito y saqué foto para mi hermano (sí, es verdad. Quienes me conocen saben que no me gusta el fútbol) y a la salida el mismo barrizal. Y qué vimos de camino? Otra vez nada. Y hoy por la mañana? Tampoco. O sea? Me cago en Comcel y toca volver con tiempo y en carro para poder conocer. Al menos de lejitos se ve chévere.
La bajada por Las Palmas (sí es esa?) es bacancita, pero debe ser más rica la subida; un par de curvas chéveres y varios miradores interesantes. De la ciudad como tal no conocimos un culo. Llegamos al hotel (Intercontinental) como a las 5 y salimos como a las 6:30 a La Macarena donde era el partido de las Williams. En el camino el trancón no se hizo esperar. Apenas dimos la vuelta al salir del hotel para seguir bajando(qué laberinto de retornos tan hp, y de noche peor la perdida), ahí llegaba el trancón que nos tocó como hasta un Falabella grande; sé que al rato pasamos frente al edificio Inteligente que no se veía.
La entrada al sitio, horrible. Un barrizal espantoso que todavía me acompaña en los zapatos y el pantalón, y el sitio como tal... normal, nada raro. En la fila detrás de nosotros estaba el Chicho Serna, jaja, ahí me hice la del niño chiquito y saqué foto para mi hermano (sí, es verdad. Quienes me conocen saben que no me gusta el fútbol) y a la salida el mismo barrizal. Y qué vimos de camino? Otra vez nada. Y hoy por la mañana? Tampoco. O sea? Me cago en Comcel y toca volver con tiempo y en carro para poder conocer. Al menos de lejitos se ve chévere.