Aprovechando el puente festivo del 13-15 de agosto, aproveché para salir a conocer un poco más de Boyacá. Fue un viaje delicioso el cual recomiendo.
El recorrido en los tres días brevemente fue el siguiente:
Sábado saliendo de Bogotá a las 9.30am por calle 80, respectivo trancón de 1 hora. Una vez pasado el Puente de Guadua, pasamos Chía y luego empatamos con la Autonorte. Tráfico suave hasta Paipa, con llegada a la 1.30pm. El hotel en que nos quedamos ese día fue el Sochagota Spa (económico), pero ojo, hay otro hotel cerca que se llama igual pero es de mucho mas caché (Sochagota Centro de Convenciones). El hotel en el que nos hospedamos es bien básico pero muy bien aseado y muy “nuevo”, con parqueadero descubierto a un costado del hotel, justo para pasar una sola noche, también recomendado si la idea es solo pasar la noche. La ventaja del hotel: su cercanía con el complejo termal de Paipa (5min en carro), el cual fue nuestro interés visitar.
Almorzamos y unas horas después pasamos al Complejo Termal. Este complejo tiene 3 piscinas termales grandes y una solo para niños ($17.000 boleta para adulto). Tiene servicios de masajes con barro y demás pero con costos adicionales. El aseo es bueno y tiene hora de cierre hasta las 10pm. Nos gustó.
Al día siguiente (domingo), salida hacia Aquitania a conocer el pueblo de la cebolla, por la vía que va de Paipa a Sogamoso. Una hora y media de viaje hasta allá, paisaje espectacular sobretodo llegando a Aquitania. Las vías en buen estado (algo angostas), pero mucha curva y ascensos fuertes en este sector. En la mayoría del camino se ven los sembrados de cebolla a ambos lados de la carretera y obvio se siente su olor jeje, pero hace parte del paisaje.
Aquí una foto del carrito en un mirador hacia la Laguna de Tota antes de arribar a Aquitania.
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El mismo día, una vez recorrido Aquitania, pasamos a visitar Playa Blanca (Laguna de Tota). Ese día, había mucho carro esperando a poder entrar, dado que se puede parquear “adentro” de la zona de la Playa. Sin embargo optamos por parquear afuera, en terrenos de campesinos que prestan los servicios de parqueo, ya que la fila para entrar estaba muy larga y se perdía tiempo de la visita. Cabe anotar que para ingresar en carro a la Playa se debe descender una pendiente (moderada) arenosa, lo cual representa que a la salida los carros tipo automóvil tienen que procurar no detenerse en plena subida ya que el carro patinará, como le ocurrió a varios.
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Quedamos maravillados con la laguna. Es una Playa a 3000m.s.n.m, con agua dulce, donde abunda la trucha. Dan paseos en lanchita (por 8mil pesos) con una pequeña reseña de la Laguna hecha por el conductor y también hay motos acuáticas. El agua es extremadamente fría y aún así hay gente que se baña como si fuera el mar de agua salada. Nosotros solo metimos los pies y solo así se nos heló todo jeje.
Adentro en la “playa”, hay un sitio donde almorzar, aunque es pequeño y se llena fácil. También hay kioscos donde venden cositas de comer. Se ve también que prestan el servicio para acampar en la playa.
Una vez hecha la visita, salimos hacia Sogamoso a donde teníamos el otro hotel. La vía a tomar fue la que pasa por Iza, por lo cual se hizo el recorrido completo redondeando toda la Laguna. Esta vía si esta mas bien feíta, con pequeños pedazos sin pavimentar y angosta pero nada grave de transitar (por lo menos mientras no llueva fuerte). Un automóvil familiar común, con precaución, pasará sin problemas.
En el camino a Sogamoso mereció la parada en Iza por su feria de postres de fines de semana; por supuesto, es una locura, postres de todos los sabores y gustos, a muy buenos precios, recomendadísimo el plan del postrecito.
Ya entrada la tarde-noche, llegamos a Sogamoso al hotel H53, el cual nos sorprendió, ya que nos pareció muy bonito, nuevo y bien presentado; curiosamente costó menos que el de Paipa y con mucho mejor equipamiento ya que este contaba con balcón, snacks en la habitación (algo caritos eso sí), mejor televisor, agua caliente (el de Paipa era con ducha eléctrica), excelente WiFi, parqueadero propio del hotel, un gran closet y en tarjeta de acceso a la habitación, desayuno incluido (tipo Buffet), todo por 145mil la noche. Nos sorprendió mucho.
El último día (lunes festivo) salimos de Sogamoso hacia Monguí, a 45 minutos aproximadamente, conocido como el pueblito de los balones. Muy muy bonito, visitamos la iglesia, el puente Calicanto y un mirador que hay en el pueblito. Se recorre rápido y vale pasar por allí.
Tipo 12.30pm salimos de regreso hacia Bogotá, haciendo primero parada en Duitama en el pueblito Boyacence. Este pueblito es como una especie de conjunto residencial, donde cada “manzana” es la representación (replica) de uno de lo principales pueblos de Boyacá, por lo tanto esta la manzana de Villa de Leyva, otra de Nobsa y así.. Cobran 1.000 pesos por el ingreso. Otro punto que recomiendo visitar.
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El tráfico hacia Bogota estuvo muy fluido y eso que era plan retorno, por lo tanto con varias paradas y todo llegamos a Bogota en aproximadamente 3 horas.
Como ven, no hubo un solo punto desagradable de este paseíto. Toda Boyacá es hermosa, siempre tiene algo para sorprender, el viaje es una excelente opción para escapare un fin de semana de puente y a mi parecer nada costoso ni tan lejos para lo que se puede ver y hacer. Faltaron varias cositas pero serán motivo de otra salida. A donde llegamos hubo gente muy amable.
Todo el viaje fue en el March. Le rindió mucho la gasolina a este carro. Llené tanque (11gal) con extra en Bogotá y regresé hasta Tocancipá con esa tanqueada. Solo por precaución volví a llenar, pero con seguridad llegaba a Bogotá sobrado. En total fueron casi los 600 kms.