Juan, lo que pasa es que ustedes en la capital de la montaña son muy amables pero cuando la visita no es por fútbol. Visitar esa ciudad vistiendo alguna de las camisetas de de los equipos de Bogotá es casi un suicidio.
A Bogotá puede venir de visita la barra del equipo que sea y en el Estadio se les respeta el espacio, tienen un buen número de boletas sin problema. Se grita y se bravea en la tribuna, de cánticos y palabras con insultos mutuos no pasa. En cambio, en el estadio de Medellín las experiencias para las barras de ambos equipos de Bogotá siempre son negativas y pasan a los hechos, siempre traemos heridos. Allá venden muy pocas boletas para la barra de la visita. Si uno va solo, lo agreden en la calle. Apedrean sin compasión los buses o carros dónde vean una camiseta del rival, a las barras de la visita las retienen en las afueras de la ciudad, antes de bajar les quitan las pancartas, bombos y trompetas, solo permiten el ingreso al estadio para ubicarlos en el rincón más incómodo después que el partido lleva 10 minutos de iniciado, igual retiran a la barra 15 minutos antes de terminar el partido. Uno entiende que supuestamente todas esas medidas son "por seguridad", pero en el camino de entrada y salida de los buses ya los "bravos" hinchas de los dos equipos de Medellín están organizados y se atrincheran para cobardemente en una emboscada atacar a piedra los buses.
Por muy malas experiencias, que he vivido personalmente, puedo asegurar que a los hinchas de los equipos de Bogotá en todo el país nos reciben mal, pero en Medellín son particularmente violentos.
Lo que no he escuchado en Medellín es que la prensa incite a esa violencia, en otras ciudades más pequeñas la radio descaradamente "vende" su transmisión invitando a mostrar la "bravura del pueblo" contra "los de la capital".
Claro que en Bogotá también hay malos hinchas, de esos que se meten alcohol y droga dizque para ir al estadio, pero son minoría. La generalidad de los hinchas en Bogotá protegemos a quienes nos visitan, no buscamos agredirlos físicamente. La Policía escolta a los buses de la visita y les programan siempre rutas diferentes para la entrada y la salida de la ciudad. Además esta ciudad es tan grande que no hay donde hacer ataques alevosos, el riesgo más grande es acercarse al estadio por el lugar equivocado.
En Bogotá, aunque las barras se dividen hacia los extremos, igual es normal ver en las tribunas del centro camisas rojas al lado de las azules, o verdes, blancas o amarillas. En Medellín "por seguridad" a los de la visita siempre nos toca en un incómodo rincón.
Por seguridad, y porque no me gustan los negocios sucios, no viajo con la mal llamada barra brava. Pero conozco personas que no tienen los recursos suficientes y deben arriesgarse a viajar en grupo y siempre en las entradas y salidas de Medellín hay agresiones graves.
Por mi seguridad viajo y me muevo solo. Y con el dolor de mi alma, por recomendación expresa de la misma Policía de Medellín, debo quitarme la camiseta para entrar y salir del estadio y para moverme dentro de esa ciudad.
No es bronca partícular con los del Nacional, ni con los del DIM, simplemente es que a los hinchas de Millonarios y Santa Fe afuera siempre nos tratan mal. Para todos los demás venir a Bogotá es muy fácil y relativamente seguro. Para nosotros acompañar a nuestro equipo de visita siempre es un riesgo mayor.
Hablando de hinchas, en Bogotá y Medellín, dentro y fuera del estadio, tenemos culturas muy diferentes.