Este año han pasado y he vivido cosas que me han hecho cambiar mucho mi mentalidad con respecto a este tema, así que prefiero no presumir en público mis ilegalidades, no voy a inflarme el ego con los carros que he llevado a fondo pues ya no es algo que me enorgullece, de hecho un tema de conversación (muy frecuente en mí) con AndresBara y con BONO una semana antes del
accidente fueron mis numerosos sustos el año pasado (2009), todos por factores externos a mí, que si la vaca, que si el otro dejó las altas puestas, el bus parado o el carro dando reversa en plena curva ciega, el perro...
Obviamente lo he hecho y a más de uno le consta, pero pues con un carro entre manos ya la intención no es sacarle la velocidad máxima, se pueden disfrutar de muchas maneras y con el tiempo uno cae en cuenta de que acá hay unos peligros que a veces uno de emocionado no contempla y son muy, pero muy grandes.
El último carro que disfrute muchísimo no pasó de 150 km/h, otro que tuve por una semana y cuyas capacidades exceden con facilidad los 230 no pasó de 160, velocidades que mantienen cierto margen de seguridad en una doble calzada en un carro moderno y eliminan esa peligrosa monotonía que a veces incluso aparece a 120. De ahí para arriba, por más que se den las condiciones, ya es ponerse a "mariquear", pues hay contados tramos que permiten que se pase de los 200, pero la verdad, son muy cortos y el tráfico, el clima y la hora pocas veces se organizan para que no sea un acto demasiado riesgoso, además, así se den, uno ya no va en el plan de clavarle el pie al carro a la primera oportunidad. Eso sin contar con la policía y sus radares.
Espero que este tema no se vuelva un reto de masculinidad de quien ha cometido la mayor estupidez en una vía pública (el mayor número de veces) y sirva más bien como una reflexión para no seguir en las mismas exponiéndonos y exponiendo de paso a quienes van con nosotros en la vía.