Volviendo al tema y tomando como base el último mensaje de
@jose maria, voy a hablar de Cartagena. Perdón por lo extenso. Faltan fotos y voy a subir algunas más adelante.
Por primera vez en muchos años, estuve allá en plan de turista (no en actividades corporativas y por un par de días si acaso). No hablaré de hoteles porque me alojé en el apartamento de unos amigos en Castillogrande, aunque vi que sigue creciendo la oferta de habitaciones, lo cual es bueno.
A raíz de lo que se ha hablado sobre los destinos de playa en Colombia en toda la sección, no iba con altas expectativas y sí con bastantes prevenciones. Como turista, las cosas generalmente se ven de manera distinta a como las vive un residente de un lugar, así que perdonarán los cartageneros si lo que digo parece ingenuo.
El aeropuerto no es EL aeropuerto y ciertamente el principal receptor de turismo extranjero y nacional en Colombia merece un terminal con mayor capacidad, pero no es un hueco feo, caliente y sucio. De hecho, tiene los mejores baños que he visto en aeropuerto alguno (más que los de Singapur). Son pequeños pero muy limpios, sin olores y con equipos casi nuevos.
Aunque existe uno que otro hueco, las vías nunca son comparables con la destrucción de calles que tenemos en Bogotá. Y el tráfico, aunque se quejen, es como andar a las 10 p.m. en Bogotá. Una delicia. Nunca más de 15 minutos entre desplazamientos, incluso a sitios no muy cercanos. Los taxis en general son más recientes que en Bogotá y se nota la preferencia por los Kia. Tampoco hay problemas para conseguir uno e incluso los taxistas están pendientes de conseguir carreras (y no dicen "por allá no voy"). Deberían tener taxímetro para mayor transparencia, pero la tarifa estándar oscila entre $6.000 y $8.000. Y las motos, muchas menos que en Bogotá.
Lamento decir que en las playas se nota una parte del problema del turismo nuestro. Muchos colombianos nacieron con la cultura del "paseo de olla" y... se quedaron ahí. "Uno va al sitio X a comer, de lo contrario, no tiene gracia el paseo". La cantidad de basura proveniente de empaques de De Todito, cervezas y gaseosas (especialmente tapas) es decepcionante. Esto es más evidente en Bocagrande, pero en Castillogrande (más tranquilo y amigable) también se ve, aunque es relativamente tolerable. Sin embargo, es una lástima que los mismos visitantes NO cuiden aquello que disfrutan, y que la alcaldía falle en mantener uno de los principales atractivos de la ciudad. De hecho, es una de las quejas que más se lee en TripAdvisor, pero no la principal, lo que me lleva a... los vendedores ambulantes. Qué HP acosadera. Desde el que ofrece la carpa hasta el que hace masajes, pasando por el que vende collares o sombreros o tiene bebidas y comida. Me caminé la playa en varios días desde la punta de Castillogrande hasta El Laguito (pasé de largo Bocagrande por la afluencia de personas) y perdí la cuenta de los vendedores que se acercaron, y eso que ya había pasado la temporada alta. Es casi imposible descansar así. Por cierto, ¿por qué no elegir un color más adecuado para las carpas, todas rojas o azules?
El centro histórico es una joya, sin duda, así como el Castillo de San Felipe (falta implementar un mecanismo de compra de pases por Internet, una taquilla es claramente insuficiente para la cantidad de visitantes que atrae), el Cerro de la Popa y otros lugares tradicionales. Por seguridad y estética, deben reparar los andenes (emparejarlos y poner las tapas de alcantarillas que hacen falta o están rotas). Curiosamente, para tener semejante cantidad de turistas, hay relativamente pocos vendedores ambulantes y su trato es mucho más cordial y profesional que los de la playa. Si fuera en Bogotá, habría 7 veces más vendedores. Todos los días había al menos un crucero en el puerto y cientos de turistas visitando el centro. El mejor día, con 3 cruceros simultáneamente, cerraron varias de las calles al tráfico (como sucede normalmente después de las 5 p.m.) y fue muy chévere ver a tantas personas (europeos, gringos, suramericanos, asiáticos, centroamericanos) disfrutando de un pedacito del país, algo que en otra época no muy lejana no sucedía.
Y surge de pronto la otra parte del problema: los precios (especialmente de comida y alojamiento) son altos y no es el único destino que existe en el planeta. Falta una oferta más aterrizada y competitiva que atraería más turismo extranjero y más colombianos que prefieren salir del país. Sí, hay restaurantes muy buenos y variados, pero se dan garra para cobrar entre $12.000 y $18.000 por un jugo o una limonada. O más de $50.000 por un pescado frito con patacones y arroz con coco. Eso espanta a muchos potenciales visitantes. Menos mal que ahora hay centros comerciales con plazoletas de comidas bastante completas y precios más razonables, pero no tiene demasiada gracia comer lo mismo que en Bogotá o Medellín o Cali o en la ciudad de orígen del turista. No hay algo intermedio para disfrutar de la comida local, sin el riesgo ni la informalidad de lo callejero, o sin la necesidad de empeñar el reloj por los altos precios. Lastimosamente, este fenómeno no es exclusivo de Cartagena y cada vez se ve más en todo el país. Otra cosa, la calidad de la atención no siempre es buena (o acorde con lo que se paga) y en eso coincido también con
@jose maria.
En cuanto a la seguridad, y lo digo como turista y en las zonas turísticas de la ciudad, nunca sentí el temor que uno experimenta cuando uno pone siquiera un pie en la calle en Bogotá. No se veía esa invasión de vendedores ambulantes en los andenes o paseos. Había muchos Policías y con una amabilidad y actitud de servicio que poco o nada se ve en Bogotá. Caminé mucho y muy tranquilo, con un koala donde llevaba mi cámara, el celular y la billetera. Saqué muchas veces la cámara y el celular para tomar fotos. Los turistas extranjeros se veían tranquilos y muchos tenían cámaras
de verdad.
La ciudad ha crecido y mejorado muchísimo desde que la conocí hace exactamente 30 años. Más allá de las críticas, me gustó mucho y parece buen vividero. Si el gobierno nacional no ayuda, la alcaldía y la gobernación deben hacer lo posible para que Cartagena sea más competitiva frente a otros destinos. No es imposible. Por más polémicas que han existido en las últimas administraciones, se nota mucho más la plata invertida en la ciudad que en el caso de... Bogotá.