Este poema del que se dice escribió un poeta anónimo, también se le atribuye a el mexicano Guillermo Aguirre y Fierro. No pierde actualidad, especialmente ahora que se acercan las elecciones en nuestro país.
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(¿La elección, El poema del Votante, Elecciones animales?... en fin)
«El león falleció, ¡triste desgracia!
y fueron, por vivir en democracia,
a nombrar nuevo rey los animales.
Aunque a algunos les parezca bobo,
las ovejas votaron por el lobo;
como son unos buenos corazones,
por el gato votaron los ratones,
y a pesar de su fama de ladinas
por la zorra votaron las gallinas.
La paloma, inocente,
votó por la serpiente;
las moscas, nada hurañas,
decidieron que reinaran las arañas.
No tuvo el topo duda,
como tampoco queja,
mientras votaba por la comadreja;
los peces, que sucumben por la boca,
entusiastas votaron por la foca.
Por no poder encaminarse al trote,
un pobre asno quejumbroso y triste
se arrastró a dejar su voto por el buitre;
el caballo y el perro, no os asombre,
como siempre, votaron por el hombre.
Amigo lector que inconsecuencias notas
Dime ¿no haces tú lo mismo cuando votas?».
Versión mexicana.
http://www.codigodiez.mx/textospoesia/laeleccion.html
La Elección
Poema anónimo publicado en El Cronista del Valle, de Brownsville, Texas, el 26 de Mayo de 1926. La hipótesis del escritor Antonio Saborit es que fue escrito por Guillermo Aguirre y Fierro (Autor de El Brindis del Bohemio).
El león falleció ¡triste desgracia!
Y van, con la más pura democracia,
a nombrar nuevo rey los animales.
Las propagandas hubo electorales,
prometieron la mar los oradores,
y aquí tenéis algunos electores:
Aunque parézcales a ustedes bobo,
las ovejas votaron por el lobo;
como son unos buenos corazones,
por el gato votaron los ratones;
a pesar de su fama de ladinas,
por la zorra votaron las gallinas.
La paloma inocente,
inocente votó por la serpiente;
las moscas, nada hurañas,
querían que reinaran las arañas;
el sapo ansía, y la rana sueña
con el feliz reinar de la cigüeña.
Con un gusano topo
que a votar se encamina por el topo;
el topo no se queja,
más da su voto por la comadreja;
los peces, que sucumben por su boca,
eligieron gustosos a la foca;
el caballo y el perro, no os asombre,
votaron por el hombre.
Y con dolor profundo
por no poder encaminarse al trote,
arrastrábase un asno moribundo
a dar su voto por el zopilote.
Caro lector que inconsecuencias notas,
dime: ¿No haces lo mismo cuando votas?