Esta ciudad saca lo peor de la gente:
http://www.elespectador.com/noticia...-gas-pimienta-varios-usuarios-de-transmilenio
Entonces, me imagino la situación del que echó el gas, soportando las siguientes situaciones:
-Colados que no tienen ni la más remota idea de lo qué es una fila (y cuando son de baja estatura, es peor aún porque se escabullen cual ratones entre la multitud).
-Ingeniosos personajes que trancan la puerta con el pie y hacen mas difícil el acceso o la salida.
-Adorables seres que olvidaron meterse en la ducha o comprar un desodorante.
-Esos simpáticos adolescentes especialistas en saltar a la puerta de vidrio de la estación justo cuando para el bus, porque los que pagan 1.750 pesos son muy pendejos.
-Los cómodos que van sentados en el piso, ocupando así lo que daría para dos o hasta tres personas.
-Quienes cargan un bulto más grande que ellos mismos. O hasta una carretilla.
-Esos o esas que abren el paquete de olorosos Cheetos, Doritos de queso o cualquier colombina de mango.
-Esa manada de torpes borregos que se quedan justo al lado de la puerta y desconocen que pueden circular hacia el interior del bus. Después de nadar y nadar entre la gente, uno se da cuenta que hay un oasis de libertad allá en la mitad, en el "acordioncito".
-Remanentes de la sociedad que valoran mucho nuestros objetos personales y, en algunos casos, muy personales.
-Un sistema negligente que manda rutas urgentes, y en horas pico, buses con intervalos de siete u ocho minutos (o hasta "-" minutos en el tablero).
Eso y mucho más, queridos foristas, hacen que a uno se le tuerza la mente y esa parte políticamente incorrecta en ese rincón macabro de la cabeza diga "qué método más efectivo".