Bueno, les cuento que hoy terminó el curso en la escuela de pilotos, falta una clase teórica que se tuvo que aplazar y recibir las calificaciones de los instructores.
Fue bastante grato mejorar ciertos conceptos que uno tenía por encima del manejo en circuito, ya con esta profundización inicial uno se pule bastante y eso que queda faltando todo ese larguísimo camino que tendrán personas que tomarán esto de carrera o vocación. Las charlas teóricas también pagaron solitas el tiempo invertido pues también se aclararon muchas ideas con explicaciones claras de gente con décadas de experiencia.
El punto es que estoy bastante satisfecho con todo lo aprendido en un periodo tan corto, se gozaron las vueltas en el autódromo así se haya cometido uno que otro error en las evaluaciones finales y hasta quedamos agradecidos por haber contado con un clima bipolar que nos dejó girar tanto en mojado como en seco. Y el Sandero es un carrito apenas para aprender a ir más al límite, progresivo en sus reacciones, fácil de corregir y lo suficientemente caminador.