Paso a dejarles un pequeño resumen de una GLK 300 que tengo hace un par de meses y es sin duda uno de los carros más completos que he tenido. Reemplazó un Jetta TSI que a su vez reemplazó un A5 Sportback, que todavía extraño pero no entraba en mi nuevo garaje por lo bajito (el Audi, digo... el Jetta era altísimo).
Es una versión Plus modelo 2015 que ahora tiene 54 mil kilómetros. Bien sabemos que con el facelift, la GLK 300 pasó de 3.0 a 3.5 litros, así que básicamente es el motor de la GLK 350 descafeinado para unos mercados a 252 caballos y 340 Nm. Con tráfico bogotano me promedia unos 25 por galón de Extra. En carretera a un ritmo sensato sin estorbarle a nadie sí puede tocar los 40 y ya con vías de montaña queda en 34 más o menos.
Quise comprarla porque es uno de los últimos Mercedes que priorizaba la calidad y los principios que siempre tuvo la marca. La GLK todavía no había sido contagiada por la reducción de costos extrema que afectó en su día al Clase C W205 y, especialmente, a los terribles NGCC también conocidos como MFA, es decir su línea de compactos (A,B, GLA, CLA...).
Para sus 8 años me encanta el ajuste, la solidez que transmite tanto en autopista como en carreteras más exigentes y que igual en ciudad, aunque con un toque de rigidez dado en parte por el bajo perfil de las llantas (235/50 R19), sigue siendo muy cómoda y llevadera para el día a día. Desde mi viejo 330i E46 no había vuelto a tener un motor de seis cilindros y estoy encantado con este V6... silencioso, torque parejito, una gran respuesta en altas a la hora de adelantar y el sonido, aunque discreto, es muy agradable.
La caja, como suele pasar en Mercedes, a veces es un poquito tosca y torpe, aunque en un manejo más preciso basta con usar las levas o pasarla al modo "S" en lugar del "E" y responde mejor. Por otro lado, siendo un motor longitudinal con una tracción 4Matic que por ende trabaja a partir de una base de tracción trasera, hace que el carro pueda exigirse muy bien en curvas muy cerradas. Y siendo la plataforma de un Clase C, el esquema de suspensión la hace muy precisa trazando así el piso no esté en tan buen estado. Algo que no me esperaba es que la dirección es más rápida que en las primeras GLK, así que hay que girar y mover las manos mucho menos para inducir el movimiento esperado. Otro plus común en los Mercedes de origen europeo son los frenos, fáciles de dosificar, resistentes, con un ABS poco paranoico, confiables. Y para variar también en cosas buenas asociables a Mercedes, las luces (ILS) adaptativas son de las mejores que recuerdo en los carros que he tenido.
De la GLK siempre me gustó esa forma de cajita que redunda en su gran espacio para una longitud corta para estándares de hoy (4.5 m) y en la gran visibilidad. Y con todo y lo cuadrada, la aerodinámica está muy bien resuelta. Amo que el capó se vea perfectamente, aunque igual hay sensores y cuatro cámaras por si acaso. Muy como maña de Mercedes, el espejo izquierdo no suele dejarse ajustar mucho hacia afuera.
Realmente son pocos los defectos que le he encontrado: las cámaras se demoran un poco más de la cuenta en prenderse al activar la reversa. Como dije más atrás, la caja a veces no es la más refinada (Audi y BMW en ese sentido resuelven mejor las cosas), el botón de los modos de manejo se me hace un tanto improvisado (entendible siendo el facelift de un carro aparecido en 2008) y, como lo más notorio a mi parecer, el recorrido de la suspensión delantera es demasiado corto, así que por más que tenga buen control y un buen equilibrio con la suavidad que transmite, llega al tope demasiado rápido y eso se traduce en impactos algo agresivos cuando de la nada nos encontramos una irregularidad o un desnivel muy acusado en el asfalto.
Sea como sea, en general estoy muy contento con el carro, con lo robusto que es y pues tuve la fortuna de que me recomendaron un buen taller (Tecni Europa) para hacerle sus mantenimientos. El único que le he hecho fue rápido, a un precio razonable y me atendieron personas diligentes y honestas que incluso me arreglaron un tema con una manija de una forma sencilla y sin cobrarme de más (en otro lado me pudieron sacar la puerta completa por eso).
Es una versión Plus modelo 2015 que ahora tiene 54 mil kilómetros. Bien sabemos que con el facelift, la GLK 300 pasó de 3.0 a 3.5 litros, así que básicamente es el motor de la GLK 350 descafeinado para unos mercados a 252 caballos y 340 Nm. Con tráfico bogotano me promedia unos 25 por galón de Extra. En carretera a un ritmo sensato sin estorbarle a nadie sí puede tocar los 40 y ya con vías de montaña queda en 34 más o menos.
Quise comprarla porque es uno de los últimos Mercedes que priorizaba la calidad y los principios que siempre tuvo la marca. La GLK todavía no había sido contagiada por la reducción de costos extrema que afectó en su día al Clase C W205 y, especialmente, a los terribles NGCC también conocidos como MFA, es decir su línea de compactos (A,B, GLA, CLA...).
Para sus 8 años me encanta el ajuste, la solidez que transmite tanto en autopista como en carreteras más exigentes y que igual en ciudad, aunque con un toque de rigidez dado en parte por el bajo perfil de las llantas (235/50 R19), sigue siendo muy cómoda y llevadera para el día a día. Desde mi viejo 330i E46 no había vuelto a tener un motor de seis cilindros y estoy encantado con este V6... silencioso, torque parejito, una gran respuesta en altas a la hora de adelantar y el sonido, aunque discreto, es muy agradable.
La caja, como suele pasar en Mercedes, a veces es un poquito tosca y torpe, aunque en un manejo más preciso basta con usar las levas o pasarla al modo "S" en lugar del "E" y responde mejor. Por otro lado, siendo un motor longitudinal con una tracción 4Matic que por ende trabaja a partir de una base de tracción trasera, hace que el carro pueda exigirse muy bien en curvas muy cerradas. Y siendo la plataforma de un Clase C, el esquema de suspensión la hace muy precisa trazando así el piso no esté en tan buen estado. Algo que no me esperaba es que la dirección es más rápida que en las primeras GLK, así que hay que girar y mover las manos mucho menos para inducir el movimiento esperado. Otro plus común en los Mercedes de origen europeo son los frenos, fáciles de dosificar, resistentes, con un ABS poco paranoico, confiables. Y para variar también en cosas buenas asociables a Mercedes, las luces (ILS) adaptativas son de las mejores que recuerdo en los carros que he tenido.
De la GLK siempre me gustó esa forma de cajita que redunda en su gran espacio para una longitud corta para estándares de hoy (4.5 m) y en la gran visibilidad. Y con todo y lo cuadrada, la aerodinámica está muy bien resuelta. Amo que el capó se vea perfectamente, aunque igual hay sensores y cuatro cámaras por si acaso. Muy como maña de Mercedes, el espejo izquierdo no suele dejarse ajustar mucho hacia afuera.
Realmente son pocos los defectos que le he encontrado: las cámaras se demoran un poco más de la cuenta en prenderse al activar la reversa. Como dije más atrás, la caja a veces no es la más refinada (Audi y BMW en ese sentido resuelven mejor las cosas), el botón de los modos de manejo se me hace un tanto improvisado (entendible siendo el facelift de un carro aparecido en 2008) y, como lo más notorio a mi parecer, el recorrido de la suspensión delantera es demasiado corto, así que por más que tenga buen control y un buen equilibrio con la suavidad que transmite, llega al tope demasiado rápido y eso se traduce en impactos algo agresivos cuando de la nada nos encontramos una irregularidad o un desnivel muy acusado en el asfalto.
Sea como sea, en general estoy muy contento con el carro, con lo robusto que es y pues tuve la fortuna de que me recomendaron un buen taller (Tecni Europa) para hacerle sus mantenimientos. El único que le he hecho fue rápido, a un precio razonable y me atendieron personas diligentes y honestas que incluso me arreglaron un tema con una manija de una forma sencilla y sin cobrarme de más (en otro lado me pudieron sacar la puerta completa por eso).
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