Día 6. Después de buscar hotel y ver que el Cabo no ha cambiado, jeje, decidimos que una noche sería suficiente (ya vimos, ya nos fuimos). Este día desayunamos y salimos hacia El Pilón, allí subimos al cerro, foto y luego bajamos a la playa. Los niños estaban encantados por las olas altas. Luego volvimos al Cabo y ahí estuvimos otro rato más en la playa, que estaba muy calmada.
Salimos del Cabo y me fuí detrás de camionetas que conocen el camino. Ahí no tiene ningún pierde la salida a la vía del ferrocarril. Otra sorpresa, los últimos dos kms antes de salir al ferrocarril están pavimentados y parece que van a seguir, porque hay un terraplén de casi un kilómetro.
Algo curioso, tanto en la entrada como en la salida, no nos encontramos con ningún "retén" de niños pidiendo. Un consejo:
No les den plata, pueden comprar una paca de bolsas de agua (en Riohacha, Maicao, Uribia, Manaure se consiguen), paquetes de galletas y les entregan. Si les atraviesan una cuerda, lancen las cosas. Se Lee de mal gusto, pero es mejor no detenerse del todo. Como puede que no pase nada, pueden estar adultos con ellos, que son atrevidos, como lo ví en la vía entre Mayapo y Riohacha.
Llegamos a Manaure a buscar almuerzo, tratamos de entrar a las salinas, pero tocaba con guía y no había ninguno por ahí (lunes de zapatero). Tomamos la vía hacia Mayapo y otra sorpresa, está toda pavimentada entre Manaure y Riohacha, tiene algunos huecos, pero viajando a velocidad prudente, se pueden evitar.
En Mayapo, empezamos a buscar hotel, los dos primeros que encontramos, son demasiado mochileros y el olor a "María Juana" en uno me sacó corriendo, además, cobraban$80 y $95 por cada uno. Desde la vía, noté uno muy colorido y ese fue el elegido. Se llama Playa Isaashi.
Nos pareció tan buen lugar, que decidimos pasar dos noches. Buena Comida, tranquilo y el mar no estaba tan "agresivo". Y así se pasó el día 7.
Hasta el momento, la Ertiga se ha portado muy bien. Todos los días revisaba niveles, presión de llantas. En la entrada al Cabo desde el parque eólico, era inevitable la sacudida, se escuchaba hasta la tuerca y arandela que sostiene el repuesto.
En Rionegro, aumenté la cantidad de extra, fueron 6 galones de extra y 2.5 de corriente. En Valledupar fue sólo extra. El único susto, hasta el momento, fue una vaca en la vía, delante de La Jagua, cuestión de frenar y que el ABS funcione. Claro que la velocidad en ese momento no era muy alta.
Continuará...