No sé cómo hacen para tener un carro de estos en Colombia, excelente para mí que soy del común y tengo el país por cárcel, lo que significa que jamás podré ir al exterior a ver estas bellezas, no obstante, debe ser enorme el estrés de rodar en algo así por aquí, librado a la suerte de cualquier cantidad de gente inculta que usa sus llaveros para rayar los carros, conductores que ese nombre les queda grande, una maya vial pésima, en lo personal yo me enfermaría teniendo que salir a la calle en un carros de esos, si me pongo triste cuando ultrajan mi viejo y modesto Chevrolet Swift, cómo será en un Ferrari, ya no viviría para contar la historia. Traer un carro de esos al país aparte de ser un acto arrogante de mero egocentrismo e indiferencia, es una muestra de inmenso amor por Colombia y un infortunio absoluto para la bella máquina.