Tras manejar la CX-5 GT LX, mis impresiones:
-Sí, los acabados son muy buenos, ya rozando algunos premium.
-El interior claro es lindísimo, pero una pesadilla para mantener limpio. La de pruebas tenía menos de 4000 Km y ya se le notaba mugre hasta en los laterales de los apoyacabezas. Preferiría la que trae tapicería gris oscuro con costuras naranjas, así sea menos vistosa. Las sillas son más cómodas que antes, sin duda.
-No noté diferencias apreciables en el comportamiento del motor y la caja vs. la generación anterior. Ojalá tuviera el motor de la CX-9.
-La dirección transmite menos lo que sucede en el camino, pero el tacto es mejor (más durito y “natural”) que la de la generación anterior. Al final, se percibe más refinada e incluso da más confianza. Además, el G-Vectoring ayuda a redondear las curvas (a reducir esa sensación de subviraje, pues).
-El tacto del pedal del freno es un poco más directo que antes.
-Sigue siendo una camioneta muy estable, con la ventaja de que es mucho más silenciosa y aislada del exterior que la anterior y ofrece un confort de marcha muy mejorado. Para Bogotá, es más relajante manejar la nueva que la de la generación previa. Los huecos e irregularidades de las vías se deberían sentir menos.
-El desempeño en off-road ligero (el que incluso pocos compradores harían) es muy bueno.
-El BSM es un sistema muy util para las ciudades colombianas.
¿Compraría una? Sí, aunque las de primera generación siguen siendo satisfactorias en muchos aspectos.
-Sí, los acabados son muy buenos, ya rozando algunos premium.
-El interior claro es lindísimo, pero una pesadilla para mantener limpio. La de pruebas tenía menos de 4000 Km y ya se le notaba mugre hasta en los laterales de los apoyacabezas. Preferiría la que trae tapicería gris oscuro con costuras naranjas, así sea menos vistosa. Las sillas son más cómodas que antes, sin duda.
-No noté diferencias apreciables en el comportamiento del motor y la caja vs. la generación anterior. Ojalá tuviera el motor de la CX-9.
-La dirección transmite menos lo que sucede en el camino, pero el tacto es mejor (más durito y “natural”) que la de la generación anterior. Al final, se percibe más refinada e incluso da más confianza. Además, el G-Vectoring ayuda a redondear las curvas (a reducir esa sensación de subviraje, pues).
-El tacto del pedal del freno es un poco más directo que antes.
-Sigue siendo una camioneta muy estable, con la ventaja de que es mucho más silenciosa y aislada del exterior que la anterior y ofrece un confort de marcha muy mejorado. Para Bogotá, es más relajante manejar la nueva que la de la generación previa. Los huecos e irregularidades de las vías se deberían sentir menos.
-El desempeño en off-road ligero (el que incluso pocos compradores harían) es muy bueno.
-El BSM es un sistema muy util para las ciudades colombianas.
¿Compraría una? Sí, aunque las de primera generación siguen siendo satisfactorias en muchos aspectos.