Ayer manejé el Taycan Turbo y luego anduve de pasajero. Les quiero decir que mi vida tiene un antes y un después de esa prueba. En Porsche entendieron demasiado bien el concepto y llevaron cada detalle a su mejor expresión. Me bajé sin palabras y hasta mareado, la aceleración que tiene es enfermiza.
Luego les regalo fotos. Por lo pronto les deseo a todos que tengan la experiencia de montarse en uno, así sea de “pato”.