De Semana:
Cadena de errores
GASOLINA
El gobierno ha dado grandes bandazos en la política de combustibles. Por eso, hoy la gente cree que le están metiendo la mano al bolsillo. Tal vez tiene la razón.
Sábado 18 Abril 2009
Las decisiones del gobierno nacional en materia de combustibles parecen más una cadena de contradicciones que de lógica. No hay explicaciones claras y nadie parece estar contento con la fijación del precio de la gasolina y el etanol.
Los transportadores de carga anunciaron un paro para este 21 de abril, entre otras razones, por los elevados precios del combustible. El economista Salomón Kalmanovitz hace tres semanas puso en tela de juicio la fórmula para calcular el precio del etanol y casi inmediatamente, como respuesta a la denuncia, el Ministerio de Minas decidió cambiarla. Pero las cosas no podían terminar ahí. La Andi, la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Procaña y Asocaña se fueron lanza en ristre contra esos ajustes porque, según ellos, amenaza las inversiones millonarias de los ingenios.
La semana pasada en el Congreso, las decisiones sobre la gasolina y el etanol fueron los temas centrales en el debate acerca del manejo económico de la actual administración. Allí, el senador Luis Fernando Velasco pidió que se rebajara el precio de la gasolina en 1.500 pesos y aseguró que todos los argumentos del gobierno para sustentar sus posiciones fueron "de una simpleza impresionante".
Aunque todo parece muy enredado, las razones de la polémica son claras: plata y política. Para entenderlo, es necesario ir por partes.
La polémica que desató Kalmanovitz, decano de la facultad de economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, puso en tela de juicio el precio que hoy los colombianos les están pagando a cinco ingenios azucareros por el etanol que se le está mezclando a la gasolina. El economista calcula que los colombianos les pagaron a los ingenios 500.000 millones de pesos de más por el etanol que usaron en el último año. El ministro Hernán Martínez le dio toda la razón a Kalmanovitz y reversó la medida y ahora el precio del etanol se calcula con base en el azúcar cruda, mucho más barato que el azúcar refinada, producto con el que se venía calculando el precio del combustible. Es una medida que sin lugar a dudas beneficia el bolsillo de los usuarios; pero esa es sólo la punta del iceberg.
El problema es que con esta decisión el Ministerio de Minas, casi de manera unilateral, empezó a mandar al traste una política pública. Ese es un craso error. El gobierno vendió la idea de que el etanol y otros combustibles eran una excelente alternativa para reducir la dependencia del petróleo, justo cuando el crudo estaba más caro. Y eso forma parte de una línea de Estado, definida en el Consejo de Política Económica y Social (Conpes), del cual participa todo el equipo económico. ¿Por qué entonces el precio del etanol se estaba calculando mal y la fórmula establecida apenas sobrevivió el año? A nadie se le dio una explicación clara sobre el tema.
Pero las puyas vienen de la propia casa. El ex ministro de Agricultura y hoy precandidato presidencial, Andrés Felipe Arias, fue uno de los que tuvieron que avalar la fórmula para el precio del etanol y por eso tiene una perspectiva crítica de la decisión.
"Los técnicos de Planeación Nacional y de los Ministerios de Minas y Agricultura diseñaron esa fórmula. Y nos la presentaron a los dos Ministros y a la Directora del DNP en una reunión en el Ministerio de Minas; luego fue llevada y aprobada por el Conpes en pleno, encabezado por el Presidente. No se debió cambiar por la lesión que le hacen a la confianza inversionista; no se debe cambiar ni cuando les conviene a unos ni cuando les conviene a otros. La fórmula, para cambiarse, debió haber pasado nuevamente por Conpes y la Comisión Biocombustibles", explicó.
Esa misma idea es clara para los industriales. Asocaña, gremio que reúne a los ingenios, informó que las destilerías costaron cerca de 200 millones de dólares y que esa inversión fue posible gracias a que se les garantizaba un precio determinado. Otras agremiaciones muy importantes, como la Andi y Procaña, se sumaron a las críticas al gobierno, porque la medida implica un cambio en las reglas del juego.
¿Por cuál razón el gobierno obró de esta forma? Es claro que todo obedece a un cálculo político. El gobierno entendió que no podía dar una pelea adicional por el precio de los combustibles, pues ya está esquivando los dardos que le envían por el tema de la gasolina. El otro gran frente de batalla: ¿Discutir técnicamente el tema del etanol, cuando el país lleva un buen rato pagando una gasolina cara por una decisión que nadie entiende? La respuesta fue no y por eso se decidió bajar el precio del etanol.
El asunto de la gasolina es el otro tema. A principios de este año, el gobierno decidió crear un fondo para la estabilización del precio de los combustibles. Ese fondo se nutre de los altos precios que hoy pagan los colombianos por la gasolina y esa plata servirá para evitar choques cuando el petróleo se vuelva a disparar. Es un objetivo loable.
Pero la ciudadanía no entiende por qué si el precio del barril del petróleo hoy esta 70 por ciento más barato que hace un año, el precio de la gasolina sigue congelado.
Un gobierno interesado en que la economía marche bien no le apuesta a mantener elevado el precio de un insumo tan importante como la gasolina; esa decisión es otro golpe a la demanda. Según los datos del mismo gobierno, al fondo están a punto de llegar los primeros 426.000 millones de pesos, que fueron recaudados durante los primeros tres meses del año. A eso se suman los 170 millones de dólares que ya tenía desde al año anterior. Si las cosas siguen así, al final del año el fondo tendrá casi dos billones de pesos. Plata que no va al consumo, sino al fondo de estabilización. Además, es claro que en el mediano plazo no se va a necesitar estabilizar los precios de la gasolina, pues nadie prevé que el petróleo pase por encima de los 60 dólares.
Entonces, ¿cuáles son las razones del gobierno para insistir en el tema? Para el senador Luis Fernando Velasco, esos dineros del fondo tienen que quedar invertidos en títulos de deuda pública (TES) del gobierno. Así que, según Velasco, en últimas lo que los colombianos están haciendo es un préstamo al gobierno.
La viceministra de Hacienda, Natalia Salazar, aseguró que en ningún momento los recursos del fondo van a parar a las cuentas del gobierno, pues no son parte del presupuesto del gobierno central y además, el fondo tiene su propio mecanismo de gerencia. Así que desmiente que sea una caja menor de la Casa de Nariño. Y los criterios de administración están claramente definidos, así que no depende del arbitrio de un funcionario.
Sin embargo, los recursos sí pueden terminar en TES, pues esos dineros del fondo sólo se pueden invertir en papeles de altísima calidad crediticia como los títulos emitidos por los gobiernos. Así que la sospecha de Velasco puede tener fundamento. Sin embargo, las decisiones sólo se conocerán cuando los recursos del fondo se empiecen a invertir a partir del próximo mes.
Los combustibles se han vuelto un tema de gran sensibilidad política y el gobierno ya perdió esta batalla, tanto ante la opinión pública como ante los expertos que saben del tema. Y se ha ganado ese descrédito por dos razones: por sostener artificialmente altos los precios de la gasolina para lograr un ahorro que muy probablemente no se va a necesitar este año, por lo que podría terminar invertido en otras cosas. Y por echar al suelo decisiones técnicas como las del etanol.
Obviamente, las suspicacias están alborotadas. "Esto no es política energética, es política tributaria", dijo el senador Velasco. Con estas contradicciones, la política económica para un tema tan sensible como el de los combustibles ha perdido credibilidad.