Me quejo, una vez más, de la seguridad en Bogotá. Ayer salía de hacer una vuelta en la calle 19 y estando en esa estación de Transmilenio en la carrera 30 que tiene hasta un túnel, un amigo repentinamente me dijo que me pasara al otro lado de la estación.
Pues resulta que al lado nuestro había un niño de unos 17-18 años con un "chuzo" escondido en el bolsillo y era una de las dos "ratas" que había notado que nos miraron bastante a mi amigo y a mí recién entramos a la estación. Pensé en echarlo al agua con el policía en el otro vagón de la estación, pero pues estos personajes no van solos y pues si agarran a uno se vuelan los demás o después lo persiguen a uno.
También me quejo de que los días a veces no duren 36 horas y de que a uno le de sueño. En estos días el tiempo no me ha dado y uno quisiera que el cansancio no terminara por hacerlo parar, lo mejor de todo es que eso no se ve reflejado muchas veces económicamente, pero pues por fortuna terminé haciendo algo que me gusta y hay que tenerle fe y paciencia a las cosas.