El problema no es la ingeniería, ni los ingenieros...acá se ha demostrado que se pueden hacer obras importantes, el tema está en la contaminación política que tiene las obras civiles en el país y a la falta de recursos, pues todo se hace tasando la poca platica que hay (o que no se roban...). Ahora bien, hay situaciones que nosotros mismos como usuarios de las vías generamos, por darles un ejemplo, las famosas franjas reductoras de la glorieta Capellanía, entre Cajicá y Zipaquirá, en ese punto semanalmente se presentaban accidentes, los carros que entraban a la glorieta sentido norte - sur, es decir, los que van de Zipa a Bogotá, lo hacían demasiado rápido, de tal manera que saliendo, les ganaba la curva y se llevaban la defensa metálica y terminaban de cabeza en el vallado fuera de la vía, esto era mínimo un accidente cada 15 días, se demarcaron franjas pintadas en la vía logarítmicas para disminuir velocidad...y nada...se instalaron señales preventivas y reglamentarias de velocidad...y nada...fue necesario entonces instalar algo que los conductores sintieramos, por eso se instalaron esas franjas reductoras ...fue la única manera de lograr que los carros entraran suave y por ende la accidentalidad en ese punto se fue al piso!. A mi también me da piedra pasar por esas franjas reductoras, son detestables, pero muchas veces es la única manera de lograr que los usuarios bajemos la velocidad. No estoy justificando muchas perlas que nos encontramos en las vías colombianas, pero algunas, si son respuesta a la cultura de los conductores.