A mí me gustaría que los gay vivieran y dejaran vivir, cuando me preguntan y les digo que yo no apoyo el matrimonio homosexual, y allí empieza la pelea de todos contra mí, me dicen intolerante cuando ellos también lo son al no respetar mi posición.
Realmente cada cual hace de su vida lo que se le da la gana, pero no podemos hacer que los demás piensen como cada uno lo hace, y esto va en ambos sentidos.
Eso que dices es cierto Tiko, y abro paraguas: cada quien hace con su vida lo que le de la gana, el problema es que yo y cualquiera de nosotros puede opinar lo que se le antoje siempre y cuando eso no afecte los derechos de los demás, cada quien puede por ejemplo decir que el color x no le gusta y otro puede decir que si y ahí no hay ningún problema, en cambio respecto a temas tan sensibles como el matrimonio homosexual no se puede estar diciendo que nos gusta o no, pues esas palabras llevan de por si la violación de derechos humanos, pues ese comportamiento se traduce en que un ser humano cree que otro ser humano no puede tener sus mismo derechos (entiéndase suscribir un contrato) sólo por el capricho de algunos de creerse, en ocasiones sin ser consientes de ellos, superiores a los demás.
Imaginemos por un momento que los heterosexuales no pudiéramos suscribir matrimonio y fueran los homosexuales los únicos que si tuvieran esa autorización, de ipso facto, esto se mostraría como discriminatorio y desigual para nosotros, esto es lo que sucede cuando alguien (heterosexual) piensa que tiene la potestad de negarle o desconocerle a otro (homosexual) de hacer lo mismo que él hace (suscribir un contrato como el matrimonio).
Finalmente las diferencias entre un homosexual y un heterosexual radican en aspectos superficiales, pues en la esencia todos somos seres humanos, tratese de hombre, mujer, trans, lo que quiera, terminamos por esencia siendo lo mismo: seres humanos, entonces quiénes se han creído algunos seres humanos para autorizar, establecer y describir lo que ellos pueden hacer y lo que los demás no.
Lo mismo ocurre y sigo abriendo paraguas con temas como el aborto, que se le prohiba a todas las mujeres abortar es igual que si hipotéticamente obligaramos a que ninguna mujer tuviera hijos, las dos situaciones son repudiables por lo mismo, por el hecho de que nadie puede determinar a nadie ni decirle que hacer, pues esto atentaría con su autonomía y su autodeterminación.
Pienso entonces que la solución a esto es que cada quien disfrute de los mismos derechos que los demás y que nadie pueda, por sus convicciones morales, religiosas, sociales o políticas superponerse sobre los demás, pues insisto, todos tenemos una esencia que nos identifica así superficialmente seamos diferentes (gordos, flacos, bajos, altos, negros, blancos, amarillos, homosexuales o heterosexuales), el hecho de ser seres humanos.
Cierro paraguas.