Es difícil pero no imposible. Nuestros queridos industriales deben aprender a dar valor agregado a sus productos a través de infinidad de maneras. Lo que pasa es que el 'empresario' colombiano ve el diseño, la publicidad, la investigación y desarrollo como gastos inoficiosos (preferible gastarle engallada y Rexton a la mujer) que como inversiones que valorizan su producto y su empresa. He estado en contacto con la industria de la marroquinería y el calzado, y ver el pensamiento patético de nuestros industriales es muy triste. El diseño consiste en 'fusilar' cuanta revista vean y la investigación es que "si se vende, no hay necesidad de innovar". Con actitudes así, es probable que los chinos nos devoren nuestra industria.
100% de acuerdo.
Siguiendo con el caso de los zapatos, creo que muchos empresarios piensan que es suficiente con que los productos se vean medianamente bonitos (similares a los de las marcas que imponen tendencias) para que se vendan bien. Y a algunos se les olvida que los zapatos no solamente son para lucirlos sino también para caminarlos.
El mejor ejemplo es la casi extinta Gambinelli (el único local que queda es el de Bulevar Niza, si no me equivoco). Qué cueros, qué colores, qué acabados, qué elegantes eran sus zapatos. Sin embargo, era casi increíble que un calzado de más de $300.000 no tuviera ni un milímetro cúbico de acolchado en el interior (¿Plantillas anatómicas, cámara de aire, otras mejoras ergonómicas? Eso pa' qué), las suelas sin un pedacito de antideslizante y más tiesas que una momia embalsamada.
Puede que tuvieran pasivos laborales elevados, pero la competencia se los comió, por haberse quedado en la primera mitad del siglo pasado.
Otro ejemplo: El otro día estaba viendo unos zapatos en Aquiles que tenían un diseño muy bonito, cuero decente y suela antideslizante. No vienen con plantilla y el interior no está forrado en cuero sino en tela, con poquito acolchado. Precio: $130.000. No están mal para el precio, pero sé que no van a ser los zapatos que me lleve a una jornada en la que deba estar de pie y caminar durante muchas horas. Pasé a Livorno (que es una marca hermana de Caprino) y había unos zapatos de diseño parecido. La diferencia con los de Aquiles era significativa: cuero más suave, forro interno de cuero en todo el zapato, suela flexible, una plantilla anatómica espectacular (al estilo de unas zapatillas Nike, Adidas, etc.), una comodidad... Precio: $230.000.
Claro, $100.000 no aparecen debajo de las piedras, pero el valor agregado que tiene este último par de zapatos se nota, se siente. Para colmo, si los quería en un color diferente y nos los tenían en inventario, los podía mandar hacer, con entrega dentro de un mes.
¿Cuáles zapatos tienen más probabilidades de éxito en alguno de los países desarrollados con los que tenemos TLCs? ¿El de menor precio? Lo dudo.