A mí me pasó similar con un profesor. Tal vez algunos hayan oído hablar de él ya que también es abogado, se llama Eduardo Gómez. El señor tiene sus buenos años encima (incluso le dio clases a mi papá cuando él estaba en la universidad :shock: ), y sabe muchísimo. Con él vi 2 cursos: Marcel Proust y Goethe; la metodología de clase: el señor llegaba, apoyaba su paraguas contra la pared, se sentaba, sacaba sus notas del maletín (hojas de block, ya amarillas por los años, y llenas por lado y lado) y empezaba a hablar y a leer. Algo así, justo después de almuerzo... jeje, pesaaaado.
En todo caso, algo se compensaba con lo que se leía en sus clases (respondiendo al comentario de Independiente, la pereza de leer no es general
afortunadamente), que aunque también era pesado (En busca del tiempo perdido no es cualquier novelita) era muuuy chévere.