Siguiendo con el tema de los impuestos que pretende "clavarnos" el gobierno del señor Santos. Ya sabemos para qué servirán los recursos que obtengan con el famoso paquete tributario (otro eufemismo para reforma tributaria). Leamos sobre las famosas cortinas de palacio.
Ahhh, según El Espectador,
http://www.eluniversal.com.co/opinion/columna/las-cortinas-del-presidente-9870
Las cortinas del presidente
Por: ORLANDO OLIVEROS ACOSTA
6 de Enero de 2016 12:00 am
Cuenta la leyenda que para mantener cómodos a los políticos extranjeros que estaban de visita en su país, el exdictador de Corea del Norte Kim Jong-il ofrecía selectos bufetes para todas sus comidas y las servía con palillos de plata. El licor, que sacaba de una reserva avaluada en 700.000 dólares, era llevado hasta las mesas por las mujeres más bellas de la nación. Así, de esa forma tan absurda, se preservaba la “dignidad” del país anfitrión en detrimento del erario público.
Estas son historias que uno esperaría de ciertas dictaduras, pero nunca de un gobierno que se jacta de sus procesos democráticos y de la búsqueda de la paz. Me refiero, por supuesto, al gobierno colombiano que para el próximo 31 de enero pondrá nuevas cortinas de seda en la Casa de Nariño por un valor de 602 millones de pesos. El contrato fue firmado el pasado 4 de junio entre el Departamento Administrativo de la Presidencia de la República y la empresa Rhodes Cappa Ltda. El Gobierno se justifica aduciendo que las buenas relaciones diplomáticas y comerciales con los otros países dependen de la “buena imagen” que tenga la casa presidencial.
Este argumento me parece profundamente imbécil: pensar que las relaciones internacionales están mediadas por los lujos del presidente no puede ser otra cosa que una gran tontería alimentada por los prejuicios aristocráticos que no han podido sacarse de encima nuestros gobernantes. A nuestra sociedad la dirigen políticos con complejo de monarcas y, en algunos casos, de narcotraficantes, jugando a quien presume más de su opulencia.
Sé que habrá incautos que dirán que frente a toda la plata que administra el Estado, 602 millones no significan nada. Pues 602 millones es el presupuesto anual de cinco colegios públicos pequeños, cada uno con una media de 860 estudiantes matriculados. Con ese dinero de seguro se salvaban algunos de los 4700 niños que han muerto de hambre en la Guajira según el último informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Resulta inaceptable que mientras los colombianos nos enfrentamos al alza del IVA, al aumento de precios de la canasta familiar y a los miserables 1500 pesos diarios que le añadieron al salario mínimo, nuestro presidente se preocupe por la decoración de su despacho. Todavía es más inadmisible si a esto le agregamos el dineral que supone la financiación del posconflicto y la realización de la paz.
Al final las cortinas en la Casa de Nariño sí servirán para algo: taparán, de adentro para fuera, a un país que sufre la sinvergüenzura de un presidente que dilapida el patrimonio de la Nación en realidades insubstanciales.
*Estudiante de literatura de la Universidad de Cartagena