Por cosas de la vida terminé refrescando la memoria al poner otra vez las manos encima de una Evoque. ¿Cuál era el punto de interés? La caja automática de nueve cambios que reemplazó a la de seis.
Y tal como me ha pasado en los carros que ya he manejado con esta misma transmisión (Jeep Cherokee 2.4 y 3.2 y Chrysler 200 3.6), quedé con una sensación agridulce para algo que se ve tan avanzado y referente por estos días. La prioridad es el consumo en autopista cuando a mi modo de ver pudieron aprovechar tal cantidad de cambios para acortar las primeras relaciones. En la Land Rover sí son más picadas, en los productos de Chrysler casi que da la misma una caja de seis, pero el problema es que es tan lenta en reaccionar tanto en automático como en manual (y no compensa tampoco con mucha suavidad) que al final del día los datos de aceleración y recuperación terminaron siendo peores con la caja de nueve que con la de seis en la esta Evoque (sobra decir que con el mismo motor), aclarando que esta camioneta ya tenía más rodaje que la anterior que se probó con seis marchas y se hizo prácticamente en condiciones idénticas. Sí, el consumo mejoró, pero en todo lo demás creo que perdió.
Será cuestión de que la sigan puliendo con los años pues mi caja automática preferida seguirá siendo una que también hace ZF, pero tiene un cambio menos y trabaja de maravilla con muchos BMW e incluso en las Ram 1500, la Durango, la Grand Cherokee o bueno... el F-Type!
PD: es la segunda Evoque que manejo y, tal como la pasada que se tuvo en Colombia, ya tenía algún problema con menos de 3,000 kilómetros de uso al prenderse el Check Engine aleatoriamente (en la otra se volvía loco el medidor de gasolina).