Algunas impresiones del XE, un carro que llevo un buen rato esperando manejar.
Era un 2.0 turbo con caja automática de ocho velocidades, así que mi referencia, por supuesto, fue el BMW 328i.
Lo primero es que por fuera enamora, más por delante que por detrás, pero por dentro se ve mejor que en fotos en especial por una cabina que se encierra alrededor de uno, una posición de manejo muy baja y detalles interesantes, como las puertas a dos niveles (distintos botones en ambos planos) o algunos acabados decorativos con un patrón tridimensional muy elaborado. De la unidad que me tocó, que es la versión de entrada, me hizo falta el apoyo lumbar y ya en general si acaso me habría gustado un acelerador anclado al piso, igual los asientos en general están muy bien con un espaldar más largo de lo normal y los materiales cumplen a un nivel muy similar al Serie 3, lo que digo para bien y para mal pues hay alguno que otro remate mejorable y tal vez muy visible, como el plástico encima de la instrumentación.
De lo primero que se nota es que el 2.0 turbo no tiene esa progresividad y suavidad de respuesta del 328i, incluso el sonido en particular, y siendo algo muy subjetivo, se me hace un poco más del común. Un tema clave es que el turbolag es demasiado evidente y a veces ese brinco nos hace llevar el carro de una forma no tan suave como se busca. Lo que sí está muy bien es la caja, que es prácticamente la misma del BMW: suave, muy rápida en manual pero con una diferencia clave contra el Serie 3, y es que en modo automático, así se lleve en el modo Dynamic, el kick-down se demora mucho en reaccionar.
Lo mejor que sentí y que definitivamente es uno de los grandes argumentos es la suspensión. Cede menos que los BMW modernos que se han ido ablandando con los años, pero eso no implica que sea ruidoso o nervioso cuando el pavimento se pone muy irregular, me impresionó lo bien calibrado porque si en algo han mejorado mucho los carros de este perfil, es justo en temas de suspensión y en eso es cada vez más difícil destacar. Diría que no llega al nivel de suavidad del Clase C, pero eso le hace ser también más directo en cómo se maneja. De la dirección no tengo mayores comentarios, pero no peca de esa suavidad excesiva a bajas velocidades a la que muchos han migrado, si bien tampoco se siente tan old school como una hidráulica, simplemente cumple. Otro asunto es un freno muy inmediato pero muy fácil de graduar una vez acostumbrados, pues es de aquellos que hacen más evidente el efecto de quererse regresar (como un resorte) y eso ayuda mucho a no aplicar más presión de la debida.
Algo que es un hecho es que, teniendo un manejo muy cercano (al menos en esta versión) a la referencia del segmento (faltará ver números de pruebas una vez se hagan esta semana), el atractivo que hará del XE un éxito es sencillamente lo lindo que es. El Serie 3 ya se ve casi convencional cuando le ponen este al lado y no es que destaque para mal, pues a mi modo de ver el Jaguar no deja de verse sobrio.