No tenía muchas expectativas con la CX-3 en la prueba de hoy. La sorpresa fue grata.
Me tocó una Touring automática; sí, esa con las llantas de perfil más bien alto.
No me voy a enfocar en los puntos negativos para la mayoría (precio, espacio atrás, entre otros).
A igualdad de motor, la CX-3 tiene mejor aceleración que la CX-5. El menor peso de la CX-3 con respecto a la CX-5 (1219 Kg vs. 1455 Kg) hace la diferencia. La sensación es parecida a la de la CX-5 2.5 vs. la CX-5 2.0. Y también acelera más rapidamente que el 3.
La suspensión trasera con barra de torsión no penaliza ni la agilidad ni el confort. Las reacciones son predecibles y los límites, bastante altos (sin ser los del 3 o los del 6). Quizás el perfil de las llantas ayude. No sentí la brusquedad de reacciones al límite que reseñan en algunas pruebas con la versión Grand Touring. De todas maneras, con respecto al Mazda 2 se nota el motor 2.0 (más pesada de nariz) y el centro de gravedad un poco más elevado.
En la práctica es sorprendentemente ágil y me sacó más de una sonrisa.
La Touring no tendrá la cantidad de juguetes de la GT, aunque tampoco es pelada. Puede ser muy satisfactoria para quien busque un carro un poco más alto que un sedán o un hatch y que no quiera dar el salto a una SUV (por dimensiones, peso y centro de gravedad más elevado), sin perder diversión al conducir.
No probé la GT AWD en la pista 4x4 porque la cola era gigante, pero los comentarios que escuché fueron positivos.