Por cosas de la vida, hoy terminé manejando un Abarth 500 Cabrio, algunas mínimas impresiones:
-Un 500 es tierno, no se puede negar. Aquí lo que hicieron fue hacerlo más rudo y, creo que al final, terminó siendo más tierno, es como cuando un niño chiquito trata de ser malo o se pone muy bravo.
-El sonido del motor es encantador, es algo así como el ronroneo aumentado en un MINI S pero no tan ronco, además la turbina se está oyendo girar todo el tiempo. Hace mucho no quedaba tan cautivado con un cuatro cilindros en ese sentido.
-Lo rudo del carro empieza con este 1.4... en más o menos 2.300 empieza a empujar alguito. Después en 3,000 el marcador de presión del turbo se dispara más allá de las 15 libras y el bichito este sale embalado de un momento a otro, así que no es de esos motores de su tipo con una respuesta más "moderna", por decirlo así, no es tan homogéneo, pero pues se la paso porque creo que es parte de la personalidad Abarth.
-La palanca de cambios es distinta a todo lo que recuerdo en cualquier otro 500 que haya manejado e incluso me agradó más que en los Alfa Romeo MiTo y Giulietta. Recorridos lo suficientemente cortos pero ya no tan esponjosos, mucho más duritos de meter, un guiado más claro con muchas menos posibilidades de fallar.
-El techo de lona tiene dos funciones que considero fastidiosas, cuestión de elegir. En la primera, se abre hasta el vidrio de atrás como si fuera un techo panorámico, pero a partir de unos 60 km/h empiezan unas turbulencias muy molestas, así que en ese momento se opta por terminar de bajar el techo hasta atrás, incluyendo vidrio (para eso hay que bajar de cierta velocidad). ¡Listo! Ya no hay turbulencias... pero al mirar por el retrovisor central, queda la lona recogida y no se ve nada, si acaso el pedazo de trompa y el techo de carros muy altos.
-El carro tenía el Check Engine prendido por nivel de aceite (lo especificaba un letrero) aún con 1.000 kilómetros de uso. Pero al revisar en frío estaba en 3/4... ¿?
-Como es de esperarse en una versión deportiva y en algo con una distancia entre ejes mínima, uno va dando saltitos por ciudad y hay baches que se sienten mucho más de lo esperado, aunque pese a esa dureza obvia no lo sentí tan ruidoso ni seco.
-Ya traía uno que otro ruidito de desajuste, así que sigo invicto en cuanto a que lo que he manejado del grupo Fiat siempre ha incluido su "grillito" por aquí o por allá.
-Por terminados no es muy distinto a otros 500, si acaso los asientos son de una pieza en el respaldo y con mejor soporte y encima de los instrumentos el cobertor está forrado en cuero. La posición de manejo tampoco cambia y no es la mejor, pero uno se las arregla.