Con mucha ilusión agarré la semana pasada el nuevo Mazda6 2.5 turbo para pruebas. Ya le he hecho casi 500 kilómetros y lo he movido en todo tipo de situaciones y debo decir que me pasó justo lo que me ha pasado con otros Mazda: todo pinta muy bien hasta que uno exige al carro. Me pasó con un Mazda2 que lucía brillante hasta que las distancias de frenado mostraron un desempeño pésimo, ídem la CX-9, se me viene a la cabeza cuando casi termino en trompo en una CX-5 al simular una maniobra evasiva en mojado (culpa de un DSC tardío y laxo) y también con algunos problemas de confiabilidad que están mostrando los 3 localmente, sobretodo en cuanto a rodamientos.
Con el 6 la verdad es que al comienzo estaba enamorado: el interior actualizado impecable, con varias partes forradas en cuero en consola y tablero, equipado completamente a tope, excelentes asientos, lleno de buenos detalles que denotan esmero y lo dejan muy por encima de varios premium de entrada. El manejo igual: turbolag muy reducido, casi inexistente, un arranque que parece el del motor aspirado pero ya con la buena respuesta del turbo en un régimen amplio, una caja inteligente, un chasís preciso... un carro casi perfecto pues, salvo por una suspensión solo un toque dura para la ciudad.
Salgo a carretera antier y a los ritmos de autopistas mexicanas que permite un carro con un motor así es fácil ir a más de 160 y que a veces se meta algún despistado/bruto/cafre en el carril izquierdo yendo a 80 o menos. El problema es que a la segunda vez que tuve que hacer una frenada así (repito, algo muy normal aquí), ya se me fueron los discos, el timón empezó a vibrar como maraca y se oía claramente el sonido del fading de cuando llegaron a su límite. No es el primer Mazda en el que me ocurre esto y aclaro que no son frenadas necesariamente fuertes o repentinas, suelen ser anticipadas y se hacen con toda la suavidad posible.
Ya con un sabor un poco amargo al no poder llevar el carro al ritmo que puede dar su motor, empiezan las pruebas de aceleración que hemos hecho con cada carro que llega a la oficina y, por supuesto, con la competencia de este Mazda. Segundo kilómetro evaluando y el termómetro de agua se me subió a casi 130 grados, ya en la zona roja. Alerta de exceso de temperatura del motor y anticipo de un letrero en la pantalla del velocímetro de que se "limitaría la potencia". Con dejarlo rodar por impulso sin acelerar la temperatura se volvió a regular en el nivel normal, un poco abajo de 100, pero bastaba con darle otro acelerón que mantuviera al motor en un régimen medio-alto y de nuevo empezaba a subir la aguja. Este carro en una vía como la que va hacia Acapulco o en los caminos del norte del país, donde el que compra un carro de estos no duda en pisarle porque se puede, no va a aguantar, o se revienta o se recalienta, pero es un hecho que su sistema de refrigeración no está preparado para lo que da el motor. Si ponemos el ejemplo de Colombia, el que tenga el pie pesado en una doble calzada del Valle o el que haga adelantamientos frecuentes en la línea por encima de 5,000 rpm, tendrá que estar muy pendiente.
Mi teoría es que lo pensaron para un usuario estadounidense que lo lleva a 70 millas por hora sin exigirlo permanentemente. El punto es que ni a un muy americano Malibu Turbo, ni a un Optima, ni a un Fusion y otros sedanes o camionetas turbo que han pasado por las mismas pruebas, hemos tenido este tipo de problemas... en algunos sí se da el asunto de los frenos, pero la falta de control de temperatura es algo que no recuerdo haber sufrido con otros carros similares.
Y por descarte, le hablé a un colega y ex-jefe para ver si la unidad que le dieron a él presentaba lo mismo y efectivamente me lo confirmó.
Lo bueno es que las estrellas locales de Twitter lo recomiendan ampliamente entre sus groupies diciendo que es el mejor del segmento... porque para dar un veredicto hoy día no hace falta más que dar la vuelta, sacar conclusiones y no hacer un análisis de verdad.
Con Mazda me está pasando como con Ford y GM: cada vez que trato de defender un producto de ellos, pasa algo y me terminan decepcionando otra vez. Su único carro que verdaderamente adoro y tendría es el MX-5 (siempre y cuando sea mecánico).