'Sector automotor lleva la peor parte en acuerdos comerciales con los vecinos': presidente de CCA
Después de que en el 2007 las ventas llegaran a bordear las 260.000 unidades, el sector ha venido en franco decrecimiento. Entrevista con Fabio Sánchez.
Tanto, que Fabio Sánchez, el presidente de la Compañía Colombiana Automotriz, que ensambla automóviles y camionetas Mazda, habla de 162.000 vehículos para este año.
Las razones fundamentales de la caída están atadas a la desaceleración de la economía. Pero sin duda el mercado ha sido afectado por la elevación en las tasas de interés y por los vaivenes en el precio del dólar, que hacen difícil una política de fijación de precios.
Adicionalmente, los conocedores del tema afirman que existe un gran inventario de modelos 2009, que necesita salir a la calle cuanto antes, lo cual puede generar una nueva escaramuza comercial entre marcas rivales.
Un síntoma de esa situación, el del desplome del 51 por ciento en las importaciones de vehículos durante abril.
Como si eso no fuera suficiente, las ensambladoras que operan en Colombia han sido afectadas por el cierre de los mercados de Venezuela y Ecuador, que en años pasados se volvieron un destino atractivo para los carros nacionales.
En el caso venezolano, la escasez de divisas ha llevado a que la frontera permanezca cerrada, aunque el gobierno de Hugo Chávez anunció hace poco un cupo de 10.000 unidades, que sería distribuido entre la CCA-Mazda, GM Colmototores, Sofasa-Renault e Hino.
Por su parte, las ventas a Ecuador se vieron disminuidas cuando Quito decidió aplicar un arancel del 35 por ciento a diferentes artículos, incluidos ciertos modelos de automóviles.
Factores como ese llevan a Sánchez a afirmar que el país está llevando la peor parte en los acuerdos de libre comercio que tiene vigentes tanto el interior de la Comunidad Andina, como con México, Chile y Mercosur.
El directivo sostiene que, en todo caso, Colombia tiene futuro en la producción automotriz, siempre y cuando sepa especializarse y acompañar el crecimiento de una industria de autopartes que ha sido identificada por el Gobierno como una de las actividades con más potencial. Sobre este y otros temas, el presidente de la CCA habló con PORTAFOLIO.
¿Cómo va el sector?
Vemos una caída en cifras que desafortunadamente muestran una tendencia muy clara. Nos encaminamos a una disminución en ventas cercana al 30 por ciento, que fue confirmada por las cifras de mayo. Es una demostración más de que el país técnicamente está en recesión, producto de dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo y expectativas de cero aumento del PIB en el año. Esas expectativas se traducen en las compras de vehículos, porque nuestra actividad está correlacionada con el comportamiento de la economía.
En números ¿de cuánto serían las ventas?
Estamos hablando de 162.000 unidades, frente a 219.000 del 2008.
¿Qué se puede hacer para subir esa cifra?
Dinamizar el mercado interno implica varias cosas, pero fundamentalmente un entorno de mayor actividad, que es difícil. También serían buenas medidas de estímulo más efectivas que las ya adoptadas por el Gobierno en materia de tasa de interés que, sin duda, estuvieron bien intencionadas pero que tuvieron muy poco impacto.
¿Y las exportaciones?
Tenemos un problema muy grande en ese frente, porque al no poder vender en Venezuela ni en Ecuador no podemos compensar la caída del mercado interno. Vemos con mucha expectativa la concreción de un cupo de 10.000 unidades en el mercado venezolano, pero faltan los detalles finales para que sea realidad. Además, un mayor volumen de producción nos hace más eficientes y nos permite competir mejor en Colombia.
¿Cómo ha golpeado esta crisis a la CCA?
Muy severamente, sobre todo en el tema del empleo. Hemos tenido que salir de 761 personas para acomodar nuestros medios de producción a la nueva realidad, aceptando lo que pasa en la región andina. Eso sin hablar de nuestros proveedores que también han tenido que despedir personal calificado y bien remunerado, con lo cual el impacto sobre la economía es notable.
En lo que hace a lo financiero estamos sólidos, pero dependemos en buena parte de la reactivación del mercado externo y del precio del dólar antes de proyectar los resultados del año.
La crisis del sector es mundial. Mirando hacia adelante ¿hay espacio para la industria automotriz en Colombia?
Creo que sí, pero es necesario revisar algunas políticas. Pienso que hay que mirar ciertos tratados de libre comercio porque hay unas condiciones de asimetría bastante desfavorables en contra de la industria nacional.
No se puede desconocer el aporte que hemos hecho las ensambladoras que operamos en Colombia a lo largo de más de 40 años, en términos de empleo, transferencia de tecnología o contribuciones fiscales. Nuestro desempeño ha sido determinante para la industria nacional y sería absolutamente ilógico que el futuro se viera amenazado por las ventajas inherentes al volumen que manejan Brasil y México, para citar dos casos concretos.
¿Qué sugiere?
Es posible que tengamos que reducir la plataforma de fabricación y concentrarnos en pocos modelos, pero lo importante es mantener la cadena productiva y en particular ser fuertes para asegurar el adecuado desarrollo de la industria de autopartes, que incluso ha sido definida por el gobierno como uno de los siete sectores claves en los que el país espera tener unidades de clase mundial.