En carreras para salvar el convenio automotor andino
En los últimos seis años han sido vendidos en los mercados 207.128 vehículos internacionales.
De no mantenerse acuerdo, ventas de vehículos y autopartes de Colombia y Ecuador pagarían aranceles.
Conversaciones de última hora entre Colombia y Ecuador permitirían que el comercio bilateral de vehículos y autopartes continúe sin pagar aranceles y que el sector en cada uno de los dos países no tenga sobresaltos regulatorios, por lo menos en los próximos meses.
Igualmente, llevarían a mantener la calma y las tarifas del régimen arancelario que se aplica a las importaciones de vehículos y autopartes de terceros países diferentes a aquellos con los cuales existen acuerdos de libre comercio, hoy en 35 por ciento para un amplio segmento del grupo de automotores.
Es probable que hoy o mañana los dos gobiernos anuncien que la ‘amenaza’ de la terminación del Convenio Automotor Andino, firmado en 1999 por Colombia, Ecuador y Venezuela y que comenzó a regir el primero de enero del 2000, ha sido conjurada y que la tranquilidad normativa del sector en los dos primeros países no se verá alterada.
En efecto, y en el evento de que no hubiera un acuerdo bilateral, el Convenio morirá mañana, pues Venezuela hizo parte de él hasta hace cuatro meses y Ecuador lo denunció el 6 de abril del año pasado, pero cuyos efectos se sentirían a partir de este miércoles.
Según fuentes bien informadas, Ecuador pretendía negociar un nuevo convenio sectorial con Colombia, y por eso hizo la denuncia.
Este último término se utiliza en derecho internacional para significar que un país se retira de un tratado y no está obligado a seguir con sus normas.
Así sucedió con Venezuela, que hace cinco años decidió abandonar la Comunidad Andina de Naciones (CAN), cuyas normas está obligado a mantener hasta el 21 de abril próximo.
A LA ESPERA DE LA PROPUESTA
Colombia, de acuerdo con otra fuente del sector, se quedó a la espera de que el vecino país le enviara la propuesta del nuevo convenio para empezar a negociar.
Este acuerdo solo otorga un año de plazo desde el momento de la denuncia para mantener las obligaciones de las partes. Ese es el periodo que termina mañana.
El viceministro de Desarrollo Empresarial del Ministerio de Comercio, Carlos Andrés De Hart, comentó que Colombia fue insistente con Ecuador para que le remitiera la propuesta.
Esto no sucedió “y quedamos descubiertos”, señaló el funcionario, quien expresó el interés del gobierno colombiano por tener un acuerdo de ese tipo con el vecino país.
El presidente de Acolfa (gremio de los fabricantes de autopartes), Camilo Llinás, coincide con De Hart en la conveniencia de contar con un convenio automotor, pero enfatizó en que “no nos moriremos” si no hay tratado bilateral.
Con el convenio automotor, dijo el dirigente gremial, se logró la complementación de la industria automotriz de los tres países, incluyendo la de autopartes, y a “Colombia le fue muy bien”.
Las ganancias para el país no solo se contabilizan en la producción y exportación de carros de las ensambladoras -además de la generación de empleo y divisas y transferencia de tecnología-, sino también, destacó Llinás, en la estabilidad de las reglas de juego para el sector (técnicas, arancelarias, entre otras) reduciendo la discrecionalidad del Gobierno en la expedición de medidas hacia el mismo.
VOLUNTAD DE ACUERDO EN AMBAS PARTES
Recientemente, Ecuador resolvió que sí quería un convenio bilateral mediante el cual pueda fortalecer el sector y comenzó a barajarse la idea de prorrogar por seis meses el acuerdo actual, en cuyo evento no finali- zaría mañana, mientras se negocia uno nuevo y, no habría traumatismo para el sector privado. Al cierre de esta edición, los gobiernos ultimaban detalles legales y de forma con miras a poder concretarlo hoy o mañana.
JORGE CORREA C.
REDACCIÓN DE ECONOMÍA Y NEGOCIOS