Diario Portafolio
Cuestionan la protección del sector automotor
Más de un billón de pesos le cuesta al país el actual esquema de comercio de vehículos.
Pobre generación de empleo, protección creciente de la competencia internacional, mayor utilización de insumos importados y desinversión en el sector, es lo que han dejado décadas de protección a las ensambladoras de vehículos que operan en el país.
Esas son algunas de las conclusiones de una investigación liderada por el ex ministro de Comercio Carlos Ronderos, financiada por la Universidad Sergio Arboleda, de la cual es docente, presentada ayer en el foro ‘Apertura o proteccionismo: la importancia de los tratados de libre comercio para Colombia’.
Esa discusión ha tomado relevancia a raíz de las negociaciones de un acuerdo comercial Colombia-Corea, en las que este país espera concretar la apertura del mercado automotor, rechazada por las ensambladoras locales.
Esa ‘altísima’ protección, asegura Ronderos, le cuesta al país más de un billón de pesos representados en lo que deja de recibir el Estado por el no cobro del arancel de los CKD y por el mayor precio que tienen que pagar los colombianos al comprar un vehículo ensamblado en el país.
Las conclusiones de la investigación están en línea con los argumentos de los importadores de autos europeos y coreanos, que ven en el TLC con Corea un aumento de la competencia en el sector que se traducirá, dicen, en la reducción de los precios de los vehículos con mejor dotación tecnológica. Para Ronderos, es necesario revisar todo el sistema y generarles competencia a las ensambladoras y a los importadores de carros mexicanos, que son los únicos que no pagan arancel, gabela que no le trasladan al comprador.
Para ello, agrega, hay que desmontar el actual esquema de protección y que los TLC con EE. UU., UE y Corea sean como el negociado con México: cero arancel para la importación de vehículos.
‘El mercado se les regaló a los mexicanos’
Desde enero de este año, los autos mexicanos ingresan a Colombia sin pagar arancel, mientras que los de otros países deben pagar 35 por ciento.
Las importaciones desde México pasaron de 2.000 unidades en los dos primeros meses del 2010 a 4.700 en igual periodo del 2011; a este ritmo finalizarán el año en 25.000-30.000 vehículos mexicanos, según estimación de Carlos Ronderos.
“A los mexicanos se les regaló el mercado colombiano y, además, a las ensambladoras nacionales se les protege en contra de todas las demás”, sin beneficios para el consumidor, concluye Ronderos.
Respecto a la afirmación de que “Se perderán miles de empleos de las ensambladoras (más de 20.000) porque su operación no será viable”, Ronderos afirma que en esto hay mucha “carreta”.
Según el investigador, lo que sucede es que esconden su ineficiencia en la protección que tienen y con la cual “están ganando mucha plata”, subraya.