Cuca patada
Jugar al burro (daño cervical efectivo)
Jugar al burro (daño cervical efectivo)
Eso es verdad, la otra era que en navidades se le sacaba la pólvora a los marranitos para quemarla en un montón y ver el superfogonazo, para lo cual, en una ocasión me alcancé a quemar tres dedos de la mano derecha porque no había retirado la mano del todo, el ardor fue insorportable y me formó ampollas en la parte superior de los dedos índice, medio y anular. Para mi fortuna no me quedaron cicatrices en ellos.
Si un millennial viera lo que hacíamos los pelados en los 80 y 90......Estamos vivos es de milagro.
Rejo quemado, tengo una cicatriz en la cabeza de un hebillazo que me dió mi primo que apenas encontró el cinturón Zuaz!!! Que me dió sin compasión...[emoji16][emoji44]
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Sobrevivimos al verdadero bullying, pero lo arreglabamos como hombres, a la salida, A los chinches en las sillas del colegio, a las cortadas pasándonos un muro con vidrios de gaseosa, a los lisaderos de metal.
Sobrevivimos a la correa, el chancletazo y la cachetada, y acá estamos, sin miedos o frustaciones.
Sobrevivimos a los taxis y buses suicidas de los 70 y 80's, eso si era adrenalina.
Sobreviví a algo que ahora me pregunto como, a los mandados, salir un niño solo de 5 años en adelante a comprar algo por una avenida, y no me digan que no había peligros, que locos toda la vida han existido.
Un niño de hoy en dia no sale solo ni al ascensor.
No soy pedagogo, mi mama lo es, y me gustan mucho estos temas.
Gracias por compartir sus vivencias. Yo no soy tan viejo, pero también tuve experiencias similares a las que ud vivió. Incluso recuerdo que alcancé a montar en esos buses tan antiguos.Justamente cuando repasaba este foro me acordé de una conversación que hace poco tuve con una compañera de trabajo en el bus, recordaba un poco esa vida que se llevaba en el colegio y los problemas que se resolvían como varones a la salida (o en el salón, o en la hora de descanso, donde ya la paciencia llegaba a su límite), llegaba el momento de que teníamos ese temple y peso en las g*** que tocaba resolver esos problemas sí o sí, había compañeros que se pasaban de bravucones y de "montalones" y tocaba enseñarles que uno no es pendejo ni manco. Uno podría salir reventado, pero el otro nunca salía invicto y se lograba ganar ese respeto, hasta el punto de que lo dejaban a uno quieto, era de las veces que tocaba ganar el respeto de esa manera y así no se volvían a meter con uno por un tiempo hasta que hubiera otro motivo de monta. Hoy en día, alguien sufre de manoteo y a los pocos días se quiere suicidar.
La vida de antes, nuestra juventud, nuestra adolescencia (tampoco soy tan viejo, soy modelo 1982) fue siempre llena de desafíos de toda índole. La de resolver los problemas como varones a la salida de las jornadas del clase, la de encarar los problemas académicos cuando no nos iba tan bien en el colegio, las reprensiones de nuestros padres que fueron muy duras (desde cachetadas y chancletadas hasta las palabras fuertes y lascivas), nuestros primeros amores y las decepciones y frustraciones de ellos, e incluso, aquellos problemas que veíamos en nuestras casas (las peleas de nuestros padres, separaciones, la pérdida de alguno de ellos, los problemas económicos, etc) nos ayudaban a forjar nuestra personalidad y nos ayudaba a tener resiliencia.
He culpado a la moderna psicología de esos problemas que se ven en la juventud, que son incapaces de encarar problemas y asumir responsabilidades, el sólo hecho de alzarle la voz a un jovencito malcriado de los de ahora para reprenderlo da lugar a una denuncia por maltrato infantil, no se les está enseñando el hecho de que tengan personalidad y temple para que afronten los problemas y ante el más mínimo escollo se frustran y se encierran en su mundo mientras lamentan su incapacidad y culpan a otros, y sobretodo, no se les está enseñando el sentido de la responsabilidad, desconocen que cualquier acto que hagan siempre conlleva a una consecuencia y que como tal deben asumirla.
Cuando hice mi bachillerato entre 1994 y 1999, no existía de manera masificada el servicio de Internet y los computadores, al igual que el servicio de Internet, eran prácticamente accesorios de lujo que pocos padres podían adquirir (mi primer computador lo recibí en noviembre de 1999, el cual le costó a mi mamá bastante dinero entonces y ese me sirvió mucho para mi vida de universitario que empezó en el 2000; el servicio de Internet nunca se conoció en mi casa sino en el 2007, cuando se compraba tarjetas prepago para conectarse vía telefónica y en el 2009 se adquirió formalmente dicho servicio), así que los trabajos escritos eran hechos a máquina o a mano y las investigaciones se hacían en la biblioteca, nos reprendían duramente cualquier error de ortografía y la caligrafía de animal, teníamos que esforzarnos y esmerarnos para que los trabajos escritos tuvieran una calificación alta, algunos docentes nos hacían exámenes sorpresa y nos tomaban fuera de base, por lo que debíamos estudiar sí o sí... Y claro, vagábamos, salíamos a la calle, buscábamos a nuestras novias en las bardas de los colegios en donde estudiaban, capábamos (evadíamos) clases para ir a jugar fútbol, billar o a los sitios de videojuegos o negocios de videoconsolas (en ese entonces las SNES, NES64 y las Play Station 1 que estaban de moda).
Y claro, actuábamos como hombres a la hora de pelear o la de cotizar mujeres, pero llorábamos como magdalenas en los rincones de los baños cuando nos ponían los cachos o nos terminaban, pero sabíamos sacar temple y peso en esos cojones y empezar de nuevo (aunque en estas cosas es difícil decir que los humanos aprendamos bien de esas experiencias, porque a veces nos vemos obligados a repetirlas), eso nos hacía más personas, más humanos. Hoy en día alguien tiene una decepción amorosa y se quiere suicidar, los jovencitos de ahora quieren noviazgos en Facebook. Y sí, la adolescencia de antes también era movida por el hervidero de hormonas, tal como la de ahora, pero por alguna razón, nosotros hemos sabido tener al menos un dedo del pie sobre la tierra, pero la juventud de ahora, al no aprender ese sentido de responsabilidad que nosotros aprendimos a las patadas en nuestras casas toman las cosas muy deportivamente. Aún así, hubo adolescentes de mi generación que fueron padres a muy temprana edad, por ello tenían que afrontar esa paternidad como sea.
A los 5 años salía a hacer mandados y a los 8 ya me iba solo al colegio (y había que cruzar una avenida que es muy transitada), los buses intermunicipales que hacen el recorrido Facatativá - Bogotá eran los clásicos C70 y Dodge 600, la mayoría a gasolina, era fácil identificar si alguien viajó a Bogotá porque era común llegar impregnado a olor de bus (realmente el olor del vapor de la gasolina), muchos de ellos fueron repotenciados con motores Diésel (Detroit Pincher 8,2 L y DT-466) y sobrevivieron hacia mediados de la década del 2000 y los chóferes de esos buses eran verdaderos animales (comparados con ellos, un conductor de un SITP provisional es muy educado). La experiencia en un bus de esos es equiparable a la diversión de un deporte extremo, de hecho, comparado con ello, las atracciones extremas de un Salitre Mágico o Mundo Aventura no son más que jardines infantiles.
La juventud de ahora adolece de actitud y resilencia, no tiene temple y personalidad; la vida de antes era más simple, difícil, pero mucho más fértil; la de ahora es llena de tecnología, sofisticada y fácil, pero estéril... ¡En fin!
Gracias por compartir sus vivencias. Yo no soy tan viejo, pero también tuve experiencias similares a las que ud vivió. Incluso recuerdo que alcancé a montar en esos buses tan antiguos.
Los años 90s para mí tampoco fueron fáciles, pero esa década ha quedado dentro de mis recuerdos gratos. Yo de niño en esa época también quemaba pólvora y puedo decir con orgullo que nada grave me pasó.
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Si aplicamos lo mismo que a los carros, son clásicosEntonces los que somos de los 70s que venimos siendo
Justamente cuando repasaba este foro me acordé de una conversación que hace poco tuve con una compañera de trabajo en el bus, recordaba un poco esa vida que se llevaba en el colegio y los problemas que se resolvían como varones a la salida (o en el salón, o en la hora de descanso, donde ya la paciencia llegaba a su límite), llegaba el momento de que teníamos ese temple y peso en las g*** que tocaba resolver esos problemas sí o sí, había compañeros que se pasaban de bravucones y de "montalones" y tocaba enseñarles que uno no es pendejo ni manco. Uno podría salir reventado, pero el otro nunca salía invicto y se lograba ganar ese respeto, hasta el punto de que lo dejaban a uno quieto, era de las veces que tocaba ganar el respeto de esa manera y así no se volvían a meter con uno por un tiempo hasta que hubiera otro motivo de monta. Hoy en día, alguien sufre de manoteo y a los pocos días se quiere suicidar.
La vida de antes, nuestra juventud, nuestra adolescencia (tampoco soy tan viejo, soy modelo 1982) fue siempre llena de desafíos de toda índole. La de resolver los problemas como varones a la salida de las jornadas del clase, la de encarar los problemas académicos cuando no nos iba tan bien en el colegio, las reprensiones de nuestros padres que fueron muy duras (desde cachetadas y chancletadas hasta las palabras fuertes y lascivas), nuestros primeros amores y las decepciones y frustraciones de ellos, e incluso, aquellos problemas que veíamos en nuestras casas (las peleas de nuestros padres, separaciones, la pérdida de alguno de ellos, los problemas económicos, etc) nos ayudaban a forjar nuestra personalidad y nos ayudaba a tener resiliencia.
He culpado a la moderna psicología de esos problemas que se ven en la juventud, que son incapaces de encarar problemas y asumir responsabilidades, el sólo hecho de alzarle la voz a un jovencito malcriado de los de ahora para reprenderlo da lugar a una denuncia por maltrato infantil, no se les está enseñando el hecho de que tengan personalidad y temple para que afronten los problemas y ante el más mínimo escollo se frustran y se encierran en su mundo mientras lamentan su incapacidad y culpan a otros, y sobretodo, no se les está enseñando el sentido de la responsabilidad, desconocen que cualquier acto que hagan siempre conlleva a una consecuencia y que como tal deben asumirla.
Cuando hice mi bachillerato entre 1994 y 1999, no existía de manera masificada el servicio de Internet y los computadores, al igual que el servicio de Internet, eran prácticamente accesorios de lujo que pocos padres podían adquirir (mi primer computador lo recibí en noviembre de 1999, el cual le costó a mi mamá bastante dinero entonces y ese me sirvió mucho para mi vida de universitario que empezó en el 2000; el servicio de Internet nunca se conoció en mi casa sino en el 2007, cuando se compraba tarjetas prepago para conectarse vía telefónica y en el 2009 se adquirió formalmente dicho servicio), así que los trabajos escritos eran hechos a máquina o a mano y las investigaciones se hacían en la biblioteca, nos reprendían duramente cualquier error de ortografía y la caligrafía de animal, teníamos que esforzarnos y esmerarnos para que los trabajos escritos tuvieran una calificación alta, algunos docentes nos hacían exámenes sorpresa y nos tomaban fuera de base, por lo que debíamos estudiar sí o sí... Y claro, vagábamos, salíamos a la calle, buscábamos a nuestras novias en las bardas de los colegios en donde estudiaban, capábamos (evadíamos) clases para ir a jugar fútbol, billar o a los sitios de videojuegos o negocios de videoconsolas (en ese entonces las SNES, NES64 y las Play Station 1 que estaban de moda).
Y claro, actuábamos como hombres a la hora de pelear o la de cotizar mujeres, pero llorábamos como magdalenas en los rincones de los baños cuando nos ponían los cachos o nos terminaban, pero sabíamos sacar temple y peso en esos cojones y empezar de nuevo (aunque en estas cosas es difícil decir que los humanos aprendamos bien de esas experiencias, porque a veces nos vemos obligados a repetirlas), eso nos hacía más personas, más humanos. Hoy en día alguien tiene una decepción amorosa y se quiere suicidar, los jovencitos de ahora quieren noviazgos en Facebook. Y sí, la adolescencia de antes también era movida por el hervidero de hormonas, tal como la de ahora, pero por alguna razón, nosotros hemos sabido tener al menos un dedo del pie sobre la tierra, pero la juventud de ahora, al no aprender ese sentido de responsabilidad que nosotros aprendimos a las patadas en nuestras casas toman las cosas muy deportivamente. Aún así, hubo adolescentes de mi generación que fueron padres a muy temprana edad, por ello tenían que afrontar esa paternidad como sea.
A los 5 años salía a hacer mandados y a los 8 ya me iba solo al colegio (y había que cruzar una avenida que es muy transitada), los buses intermunicipales que hacen el recorrido Facatativá - Bogotá eran los clásicos C70 y Dodge 600, la mayoría a gasolina, era fácil identificar si alguien viajó a Bogotá porque era común llegar impregnado a olor de bus (realmente el olor del vapor de la gasolina), muchos de ellos fueron repotenciados con motores Diésel (Detroit Pincher 8,2 L y DT-466) y sobrevivieron hacia mediados de la década del 2000 y los chóferes de esos buses eran verdaderos animales (comparados con ellos, un conductor de un SITP provisional es muy educado). La experiencia en un bus de esos es equiparable a la diversión de un deporte extremo, de hecho, comparado con ello, las atracciones extremas de un Salitre Mágico o Mundo Aventura no son más que jardines infantiles.
La juventud de ahora adolece de actitud y resilencia, no tiene temple y personalidad; la vida de antes era más simple, difícil, pero mucho más fértil; la de ahora es llena de tecnología, sofisticada y fácil, pero estéril... ¡En fin!
Jeje, digamos que cada cicatriz en mi cabeza tiene su "divertida" historia detrás...[emoji39][emoji108]Chimuelo como que era bien "casposo" :v
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Jeje, digamos que cada cicatriz en mi cabeza tiene su "divertida" historia detrás.
Correa! que fino! por otros lados era cable de la plancha!Tambien tenian su respectivo fuerte regaño, o en su defecto una caricia con una correa si ameritaba por desobediente.
slds
Correa! que fino! por otros lados era cable de la plancha!
No, yo me iba a la enfermería con la excusa de me cayeron mal las onces y me echaba mi motoso hasta que llamaron a mi mamá a decirle que qué tendría yo que cualquier cosa que comía me caía mal, y me mandó purgar con aceite de ricino y hasta ahí me llegó la joda...[emoji46][emoji53]o cuchara de sopa de palo, lo que tuviera a la mano zuacate...
Nunca hicieron la del pedazo de jabón en en las axilas para que se suba la temperatura y evitar la ida al colegio???
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