Recuerdos de los 90's

Migueliño

Antiguo y Clásico
Nov 13, 2013
11,644
Eso es verdad, la otra era que en navidades se le sacaba la pólvora a los marranitos para quemarla en un montón y ver el superfogonazo, para lo cual, en una ocasión me alcancé a quemar tres dedos de la mano derecha porque no había retirado la mano del todo, el ardor fue insorportable y me formó ampollas en la parte superior de los dedos índice, medio y anular. Para mi fortuna no me quedaron cicatrices en ellos.

Si un millennial viera lo que hacíamos los pelados en los 80 y 90......Estamos vivos es de milagro.


Bueno lo cierto es que en estas décadas tuvimos contacto con la pólvora sin restricción, recuerdo que a los pitos se aplastaba la punta y al final explotaban, las famosas mechas alguna vez las vendieron en un tamaño extra grande eran de temer, y algo que nunca volví a ver jamas no se si alguien las uso o recuerde, las piedras cubiertas de pólvora verde se arrojaban y explotaban varias veces, también vimos quemar años viejos completamente llenos de pólvora eran de respeto.


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PPGSM

Administrador, Presunto Robot
Miembro del equipo
Feb 23, 2008
63,306
Aunque eso es muuuucho más viejo, había cajas navideñas surtidas que incluían chispitas, volcanes, totes, voladores, etc., para todos los presupuestos.

Y lo más curioso (para los jóvenes de hoy) es que las promocionaban sin restriccionesy fotos a todo color en las revistas (como Semana, Cromos, Diners, Credencial) y catálogos de regalos (Iserra, Sears, Hogar Mágico, Diners) de entonces.
 

Chimuelo

Skodadicto
May 8, 2013
4,650
Me acuerdo que en Bogotá vendían pólvora en casetas por los lados de la 63 abajo del parque de los novios. Ahí era donde íbamos a comprar. Racimos de 20, 30, 50 voladores y encimaban 10 volcanes.
Y el vendedor fumando...
...estamos vivos de milagro.[emoji856]

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Andrés Leonardo Yepes

Antiguo y Clásico
Abr 4, 2016
563
Rejo quemado, tengo una cicatriz en la cabeza de un hebillazo que me dió mi primo que apenas encontró el cinturón Zuaz!!! Que me dió sin compasión...[emoji16][emoji44]

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También jugaba al rejo quemado, por desgracia, dejaba de ser divertido cuando mi mamá quería jugar también cuando me ordenaba a que me entrara a la casa.
 

Andrés Leonardo Yepes

Antiguo y Clásico
Abr 4, 2016
563
Sobrevivimos al verdadero bullying, pero lo arreglabamos como hombres, a la salida, A los chinches en las sillas del colegio, a las cortadas pasándonos un muro con vidrios de gaseosa, a los lisaderos de metal.
Sobrevivimos a la correa, el chancletazo y la cachetada, y acá estamos, sin miedos o frustaciones.
Sobrevivimos a los taxis y buses suicidas de los 70 y 80's, eso si era adrenalina.
Sobreviví a algo que ahora me pregunto como, a los mandados, salir un niño solo de 5 años en adelante a comprar algo por una avenida, y no me digan que no había peligros, que locos toda la vida han existido.
Un niño de hoy en dia no sale solo ni al ascensor.

No soy pedagogo, mi mama lo es, y me gustan mucho estos temas.

Justamente cuando repasaba este foro me acordé de una conversación que hace poco tuve con una compañera de trabajo en el bus, recordaba un poco esa vida que se llevaba en el colegio y los problemas que se resolvían como varones a la salida (o en el salón, o en la hora de descanso, donde ya la paciencia llegaba a su límite), llegaba el momento de que teníamos ese temple y peso en las g*** que tocaba resolver esos problemas sí o sí, había compañeros que se pasaban de bravucones y de "montalones" y tocaba enseñarles que uno no es pendejo ni manco. Uno podría salir reventado, pero el otro nunca salía invicto y se lograba ganar ese respeto, hasta el punto de que lo dejaban a uno quieto, era de las veces que tocaba ganar el respeto de esa manera y así no se volvían a meter con uno por un tiempo hasta que hubiera otro motivo de monta. Hoy en día, alguien sufre de manoteo y a los pocos días se quiere suicidar.

La vida de antes, nuestra juventud, nuestra adolescencia (tampoco soy tan viejo, soy modelo 1982) fue siempre llena de desafíos de toda índole. La de resolver los problemas como varones a la salida de las jornadas del clase, la de encarar los problemas académicos cuando no nos iba tan bien en el colegio, las reprensiones de nuestros padres que fueron muy duras (desde cachetadas y chancletadas hasta las palabras fuertes y lascivas), nuestros primeros amores y las decepciones y frustraciones de ellos, e incluso, aquellos problemas que veíamos en nuestras casas (las peleas de nuestros padres, separaciones, la pérdida de alguno de ellos, los problemas económicos, etc) nos ayudaban a forjar nuestra personalidad y nos ayudaba a tener resiliencia.

He culpado a la moderna psicología de esos problemas que se ven en la juventud, que son incapaces de encarar problemas y asumir responsabilidades, el sólo hecho de alzarle la voz a un jovencito malcriado de los de ahora para reprenderlo da lugar a una denuncia por maltrato infantil, no se les está enseñando el hecho de que tengan personalidad y temple para que afronten los problemas y ante el más mínimo escollo se frustran y se encierran en su mundo mientras lamentan su incapacidad y culpan a otros, y sobretodo, no se les está enseñando el sentido de la responsabilidad, desconocen que cualquier acto que hagan siempre conlleva a una consecuencia y que como tal deben asumirla.

Cuando hice mi bachillerato entre 1994 y 1999, no existía de manera masificada el servicio de Internet y los computadores, al igual que el servicio de Internet, eran prácticamente accesorios de lujo que pocos padres podían adquirir (mi primer computador lo recibí en noviembre de 1999, el cual le costó a mi mamá bastante dinero entonces y ese me sirvió mucho para mi vida de universitario que empezó en el 2000; el servicio de Internet nunca se conoció en mi casa sino en el 2007, cuando se compraba tarjetas prepago para conectarse vía telefónica y en el 2009 se adquirió formalmente dicho servicio), así que los trabajos escritos eran hechos a máquina o a mano y las investigaciones se hacían en la biblioteca, nos reprendían duramente cualquier error de ortografía y la caligrafía de animal, teníamos que esforzarnos y esmerarnos para que los trabajos escritos tuvieran una calificación alta, algunos docentes nos hacían exámenes sorpresa y nos tomaban fuera de base, por lo que debíamos estudiar sí o sí... Y claro, vagábamos, salíamos a la calle, buscábamos a nuestras novias en las bardas de los colegios en donde estudiaban, capábamos (evadíamos) clases para ir a jugar fútbol, billar o a los sitios de videojuegos o negocios de videoconsolas (en ese entonces las SNES, NES64 y las Play Station 1 que estaban de moda).

Y claro, actuábamos como hombres a la hora de pelear o la de cotizar mujeres, pero llorábamos como magdalenas en los rincones de los baños cuando nos ponían los cachos o nos terminaban, pero sabíamos sacar temple y peso en esos cojones y empezar de nuevo (aunque en estas cosas es difícil decir que los humanos aprendamos bien de esas experiencias, porque a veces nos vemos obligados a repetirlas), eso nos hacía más personas, más humanos. Hoy en día alguien tiene una decepción amorosa y se quiere suicidar, los jovencitos de ahora quieren noviazgos en Facebook. Y sí, la adolescencia de antes también era movida por el hervidero de hormonas, tal como la de ahora, pero por alguna razón, nosotros hemos sabido tener al menos un dedo del pie sobre la tierra, pero la juventud de ahora, al no aprender ese sentido de responsabilidad que nosotros aprendimos a las patadas en nuestras casas toman las cosas muy deportivamente. Aún así, hubo adolescentes de mi generación que fueron padres a muy temprana edad, por ello tenían que afrontar esa paternidad como sea.

A los 5 años salía a hacer mandados y a los 8 ya me iba solo al colegio (y había que cruzar una avenida que es muy transitada), los buses intermunicipales que hacen el recorrido Facatativá - Bogotá eran los clásicos C70 y Dodge 600, la mayoría a gasolina, era fácil identificar si alguien viajó a Bogotá porque era común llegar impregnado a olor de bus (realmente el olor del vapor de la gasolina), muchos de ellos fueron repotenciados con motores Diésel (Detroit Pincher 8,2 L y DT-466) y sobrevivieron hacia mediados de la década del 2000 y los chóferes de esos buses eran verdaderos animales (comparados con ellos, un conductor de un SITP provisional es muy educado). La experiencia en un bus de esos es equiparable a la diversión de un deporte extremo, de hecho, comparado con ello, las atracciones extremas de un Salitre Mágico o Mundo Aventura no son más que jardines infantiles.

La juventud de ahora adolece de actitud y resilencia, no tiene temple y personalidad; la vida de antes era más simple, difícil, pero mucho más fértil; la de ahora es llena de tecnología, sofisticada y fácil, pero estéril... ¡En fin!
 
Última edición:

DrWiener

Antiguo y Clásico
Ago 20, 2014
402
Justamente cuando repasaba este foro me acordé de una conversación que hace poco tuve con una compañera de trabajo en el bus, recordaba un poco esa vida que se llevaba en el colegio y los problemas que se resolvían como varones a la salida (o en el salón, o en la hora de descanso, donde ya la paciencia llegaba a su límite), llegaba el momento de que teníamos ese temple y peso en las g*** que tocaba resolver esos problemas sí o sí, había compañeros que se pasaban de bravucones y de "montalones" y tocaba enseñarles que uno no es pendejo ni manco. Uno podría salir reventado, pero el otro nunca salía invicto y se lograba ganar ese respeto, hasta el punto de que lo dejaban a uno quieto, era de las veces que tocaba ganar el respeto de esa manera y así no se volvían a meter con uno por un tiempo hasta que hubiera otro motivo de monta. Hoy en día, alguien sufre de manoteo y a los pocos días se quiere suicidar.

La vida de antes, nuestra juventud, nuestra adolescencia (tampoco soy tan viejo, soy modelo 1982) fue siempre llena de desafíos de toda índole. La de resolver los problemas como varones a la salida de las jornadas del clase, la de encarar los problemas académicos cuando no nos iba tan bien en el colegio, las reprensiones de nuestros padres que fueron muy duras (desde cachetadas y chancletadas hasta las palabras fuertes y lascivas), nuestros primeros amores y las decepciones y frustraciones de ellos, e incluso, aquellos problemas que veíamos en nuestras casas (las peleas de nuestros padres, separaciones, la pérdida de alguno de ellos, los problemas económicos, etc) nos ayudaban a forjar nuestra personalidad y nos ayudaba a tener resiliencia.

He culpado a la moderna psicología de esos problemas que se ven en la juventud, que son incapaces de encarar problemas y asumir responsabilidades, el sólo hecho de alzarle la voz a un jovencito malcriado de los de ahora para reprenderlo da lugar a una denuncia por maltrato infantil, no se les está enseñando el hecho de que tengan personalidad y temple para que afronten los problemas y ante el más mínimo escollo se frustran y se encierran en su mundo mientras lamentan su incapacidad y culpan a otros, y sobretodo, no se les está enseñando el sentido de la responsabilidad, desconocen que cualquier acto que hagan siempre conlleva a una consecuencia y que como tal deben asumirla.

Cuando hice mi bachillerato entre 1994 y 1999, no existía de manera masificada el servicio de Internet y los computadores, al igual que el servicio de Internet, eran prácticamente accesorios de lujo que pocos padres podían adquirir (mi primer computador lo recibí en noviembre de 1999, el cual le costó a mi mamá bastante dinero entonces y ese me sirvió mucho para mi vida de universitario que empezó en el 2000; el servicio de Internet nunca se conoció en mi casa sino en el 2007, cuando se compraba tarjetas prepago para conectarse vía telefónica y en el 2009 se adquirió formalmente dicho servicio), así que los trabajos escritos eran hechos a máquina o a mano y las investigaciones se hacían en la biblioteca, nos reprendían duramente cualquier error de ortografía y la caligrafía de animal, teníamos que esforzarnos y esmerarnos para que los trabajos escritos tuvieran una calificación alta, algunos docentes nos hacían exámenes sorpresa y nos tomaban fuera de base, por lo que debíamos estudiar sí o sí... Y claro, vagábamos, salíamos a la calle, buscábamos a nuestras novias en las bardas de los colegios en donde estudiaban, capábamos (evadíamos) clases para ir a jugar fútbol, billar o a los sitios de videojuegos o negocios de videoconsolas (en ese entonces las SNES, NES64 y las Play Station 1 que estaban de moda).

Y claro, actuábamos como hombres a la hora de pelear o la de cotizar mujeres, pero llorábamos como magdalenas en los rincones de los baños cuando nos ponían los cachos o nos terminaban, pero sabíamos sacar temple y peso en esos cojones y empezar de nuevo (aunque en estas cosas es difícil decir que los humanos aprendamos bien de esas experiencias, porque a veces nos vemos obligados a repetirlas), eso nos hacía más personas, más humanos. Hoy en día alguien tiene una decepción amorosa y se quiere suicidar, los jovencitos de ahora quieren noviazgos en Facebook. Y sí, la adolescencia de antes también era movida por el hervidero de hormonas, tal como la de ahora, pero por alguna razón, nosotros hemos sabido tener al menos un dedo del pie sobre la tierra, pero la juventud de ahora, al no aprender ese sentido de responsabilidad que nosotros aprendimos a las patadas en nuestras casas toman las cosas muy deportivamente. Aún así, hubo adolescentes de mi generación que fueron padres a muy temprana edad, por ello tenían que afrontar esa paternidad como sea.

A los 5 años salía a hacer mandados y a los 8 ya me iba solo al colegio (y había que cruzar una avenida que es muy transitada), los buses intermunicipales que hacen el recorrido Facatativá - Bogotá eran los clásicos C70 y Dodge 600, la mayoría a gasolina, era fácil identificar si alguien viajó a Bogotá porque era común llegar impregnado a olor de bus (realmente el olor del vapor de la gasolina), muchos de ellos fueron repotenciados con motores Diésel (Detroit Pincher 8,2 L y DT-466) y sobrevivieron hacia mediados de la década del 2000 y los chóferes de esos buses eran verdaderos animales (comparados con ellos, un conductor de un SITP provisional es muy educado). La experiencia en un bus de esos es equiparable a la diversión de un deporte extremo, de hecho, comparado con ello, las atracciones extremas de un Salitre Mágico o Mundo Aventura no son más que jardines infantiles.

La juventud de ahora adolece de actitud y resilencia, no tiene temple y personalidad; la vida de antes era más simple, difícil, pero mucho más fértil; la de ahora es llena de tecnología, sofisticada y fácil, pero estéril... ¡En fin!
Gracias por compartir sus vivencias. Yo no soy tan viejo, pero también tuve experiencias similares a las que ud vivió. Incluso recuerdo que alcancé a montar en esos buses tan antiguos.

Los años 90s para mí tampoco fueron fáciles, pero esa década ha quedado dentro de mis recuerdos gratos. Yo de niño en esa época también quemaba pólvora y puedo decir con orgullo que nada grave me pasó.



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Perruan

Antiguo y Clásico
Sep 9, 2010
336
Gracias por compartir sus vivencias. Yo no soy tan viejo, pero también tuve experiencias similares a las que ud vivió. Incluso recuerdo que alcancé a montar en esos buses tan antiguos.

Los años 90s para mí tampoco fueron fáciles, pero esa década ha quedado dentro de mis recuerdos gratos. Yo de niño en esa época también quemaba pólvora y puedo decir con orgullo que nada grave me pasó.



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Entonces los que somos de los 70s que venimos siendo :eek:
 

saddax

Antiguo y Clásico
Oct 21, 2009
3,397
Justamente cuando repasaba este foro me acordé de una conversación que hace poco tuve con una compañera de trabajo en el bus, recordaba un poco esa vida que se llevaba en el colegio y los problemas que se resolvían como varones a la salida (o en el salón, o en la hora de descanso, donde ya la paciencia llegaba a su límite), llegaba el momento de que teníamos ese temple y peso en las g*** que tocaba resolver esos problemas sí o sí, había compañeros que se pasaban de bravucones y de "montalones" y tocaba enseñarles que uno no es pendejo ni manco. Uno podría salir reventado, pero el otro nunca salía invicto y se lograba ganar ese respeto, hasta el punto de que lo dejaban a uno quieto, era de las veces que tocaba ganar el respeto de esa manera y así no se volvían a meter con uno por un tiempo hasta que hubiera otro motivo de monta. Hoy en día, alguien sufre de manoteo y a los pocos días se quiere suicidar.

La vida de antes, nuestra juventud, nuestra adolescencia (tampoco soy tan viejo, soy modelo 1982) fue siempre llena de desafíos de toda índole. La de resolver los problemas como varones a la salida de las jornadas del clase, la de encarar los problemas académicos cuando no nos iba tan bien en el colegio, las reprensiones de nuestros padres que fueron muy duras (desde cachetadas y chancletadas hasta las palabras fuertes y lascivas), nuestros primeros amores y las decepciones y frustraciones de ellos, e incluso, aquellos problemas que veíamos en nuestras casas (las peleas de nuestros padres, separaciones, la pérdida de alguno de ellos, los problemas económicos, etc) nos ayudaban a forjar nuestra personalidad y nos ayudaba a tener resiliencia.

He culpado a la moderna psicología de esos problemas que se ven en la juventud, que son incapaces de encarar problemas y asumir responsabilidades, el sólo hecho de alzarle la voz a un jovencito malcriado de los de ahora para reprenderlo da lugar a una denuncia por maltrato infantil, no se les está enseñando el hecho de que tengan personalidad y temple para que afronten los problemas y ante el más mínimo escollo se frustran y se encierran en su mundo mientras lamentan su incapacidad y culpan a otros, y sobretodo, no se les está enseñando el sentido de la responsabilidad, desconocen que cualquier acto que hagan siempre conlleva a una consecuencia y que como tal deben asumirla.

Cuando hice mi bachillerato entre 1994 y 1999, no existía de manera masificada el servicio de Internet y los computadores, al igual que el servicio de Internet, eran prácticamente accesorios de lujo que pocos padres podían adquirir (mi primer computador lo recibí en noviembre de 1999, el cual le costó a mi mamá bastante dinero entonces y ese me sirvió mucho para mi vida de universitario que empezó en el 2000; el servicio de Internet nunca se conoció en mi casa sino en el 2007, cuando se compraba tarjetas prepago para conectarse vía telefónica y en el 2009 se adquirió formalmente dicho servicio), así que los trabajos escritos eran hechos a máquina o a mano y las investigaciones se hacían en la biblioteca, nos reprendían duramente cualquier error de ortografía y la caligrafía de animal, teníamos que esforzarnos y esmerarnos para que los trabajos escritos tuvieran una calificación alta, algunos docentes nos hacían exámenes sorpresa y nos tomaban fuera de base, por lo que debíamos estudiar sí o sí... Y claro, vagábamos, salíamos a la calle, buscábamos a nuestras novias en las bardas de los colegios en donde estudiaban, capábamos (evadíamos) clases para ir a jugar fútbol, billar o a los sitios de videojuegos o negocios de videoconsolas (en ese entonces las SNES, NES64 y las Play Station 1 que estaban de moda).

Y claro, actuábamos como hombres a la hora de pelear o la de cotizar mujeres, pero llorábamos como magdalenas en los rincones de los baños cuando nos ponían los cachos o nos terminaban, pero sabíamos sacar temple y peso en esos cojones y empezar de nuevo (aunque en estas cosas es difícil decir que los humanos aprendamos bien de esas experiencias, porque a veces nos vemos obligados a repetirlas), eso nos hacía más personas, más humanos. Hoy en día alguien tiene una decepción amorosa y se quiere suicidar, los jovencitos de ahora quieren noviazgos en Facebook. Y sí, la adolescencia de antes también era movida por el hervidero de hormonas, tal como la de ahora, pero por alguna razón, nosotros hemos sabido tener al menos un dedo del pie sobre la tierra, pero la juventud de ahora, al no aprender ese sentido de responsabilidad que nosotros aprendimos a las patadas en nuestras casas toman las cosas muy deportivamente. Aún así, hubo adolescentes de mi generación que fueron padres a muy temprana edad, por ello tenían que afrontar esa paternidad como sea.

A los 5 años salía a hacer mandados y a los 8 ya me iba solo al colegio (y había que cruzar una avenida que es muy transitada), los buses intermunicipales que hacen el recorrido Facatativá - Bogotá eran los clásicos C70 y Dodge 600, la mayoría a gasolina, era fácil identificar si alguien viajó a Bogotá porque era común llegar impregnado a olor de bus (realmente el olor del vapor de la gasolina), muchos de ellos fueron repotenciados con motores Diésel (Detroit Pincher 8,2 L y DT-466) y sobrevivieron hacia mediados de la década del 2000 y los chóferes de esos buses eran verdaderos animales (comparados con ellos, un conductor de un SITP provisional es muy educado). La experiencia en un bus de esos es equiparable a la diversión de un deporte extremo, de hecho, comparado con ello, las atracciones extremas de un Salitre Mágico o Mundo Aventura no son más que jardines infantiles.

La juventud de ahora adolece de actitud y resilencia, no tiene temple y personalidad; la vida de antes era más simple, difícil, pero mucho más fértil; la de ahora es llena de tecnología, sofisticada y fácil, pero estéril... ¡En fin!


Hablando de eso recuerdo que en el primer semestre de la U no tenia computador y tenia que pedir prestado el de una tia (Compaq Pressario con lector de DVD), y cuando no me lo prestaba tenia que compilar Assembler en mi cuaderno y nunca me daba error... Con razon me tire esa materia. Ya cuando por fin pudimos comprar el PC (con mucho esfuerzo) todo se hizo mas facil. Ahora los adolecentes no saben lo que es ir a buscar un libro en la Luis Angel, sacar copias y tratar de hacer un resumen en maquina de escribir, como me toco en el colegio.
 

Chimuelo

Skodadicto
May 8, 2013
4,650
o cuchara de sopa de palo, lo que tuviera a la mano zuacate...

Nunca hicieron la del pedazo de jabón en en las axilas para que se suba la temperatura y evitar la ida al colegio??? :D
No, yo me iba a la enfermería con la excusa de me cayeron mal las onces y me echaba mi motoso hasta que llamaron a mi mamá a decirle que qué tendría yo que cualquier cosa que comía me caía mal, y me mandó purgar con aceite de ricino y hasta ahí me llegó la joda...[emoji46][emoji53]

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