Sistema Integrado de Transporte elevaría inevitablemente valores de los pasajes, opinan expertos
Para el presidente de la Asociación de Transportadores Urbanos, Alcides Torres, la tarifa mínima sería de 2.200 pesos.
Es decir, 900 pesos más que la de TransMilenio y 1.100 pesos más que la de los buses y busetas corrientes.
"Una tarifa menor no sería suficiente para sostener el sistema", dice Torres. Por este precio, los ciudadanos podrían tomar una buseta en Fontibón, hacer trasbordo a TransMilenio y pasar a otra buseta para llegar hasta el extremo oriental de la ciudad. Pero costaría lo mismo hacer un corto recorrido en un solo bus.
El valor estimado de 2.200 pesos, según Torres, es producto de un sencillo ejercicio de costos. El hecho es que formalizar la operación de la flota de buses corrientes, como lo exige el SITP, incrementaría los gastos de mantenimiento de los vehículos y la nómina de los conductores, entre otros factores.
"En la mayoría de los casos los buses son reparados con repuestos de segunda, los propietarios no pagan IVA ni ICA y a los conductores se les paga el salario mínimo más un sobresueldo por pasajero movilizado -explica Torres-. Pero cuando se entra en un proceso serio, se deben cumplir requisitos de calidad, la estructura cambia y los costos aumentan".
Torres tiene la experiencia de la operación de los buses alimentadores de TransMilenio y de buses troncales en el sistema integrado de Santiago de Chile.
Aumento es inevitable
Fernando Rojas, experto en movilidad de la Universidad Javeriana, recalca que en casi todas las experiencias de sistemas integrados de transporte en el mundo la tarifa de viaje ha aumentado.
"El incremento del pasaje en Bogotá será determinado por la claridad con la que el Gobierno defina las características del negocio. Pero si no se tiene claro cuántos buses existen, cuántos se necesitan y cuáles son las rutas que se quieren cubrir, la ciudad correrá el riesgo de perpetuar el caos de la movilidad", comenta Rojas.
Según el secretario de Movilidad, Fernando Álvarez, los estudios indican que el SITP puede ser autosostenible. "Podría tener subsidios indirectos progresivos, como aportes en infraestructura o estímulos tributarios", agrega el funcionario.
Pero Rojas insiste en que no se puede hablar de subsidios sin tener claro qué se va a subsidiar ni saber qué es lo que requiere el sistema: "Los usuarios deben tener claro desde un principio cuál es la tarifa que van a tener que pagar".
El representante a la Cámara Simón Gaviria, advierte que "Bogotá podría verse obligada a destinar cada año cerca de 1,5 billones de pesos para cubrir 6 millones de viajes diarios y garantizar el funcionamiento del SITP, sin contar aún con la tarifa del metro".
Hasta el momento, la definición de la tarifa ha sido un tema vedado por la Secretaría de Movilidad que desde hace dos semanas tiene en sus manos el resultado del estudio que estructura el SITP, pero aún no lo ha revelado.
"La tarifa del sistema colectivo no sirve para sostener un sistema integrado y la prueba es que en Santiago de Chile, sin subsidios durante dos años y medio, el sistema está desfinanciado en más de 1.100 millones de dólares", concluye Alcides Torres.
Para el presidente de la Asociación de Transportadores Urbanos, Alcides Torres, la tarifa mínima sería de 2.200 pesos.
Es decir, 900 pesos más que la de TransMilenio y 1.100 pesos más que la de los buses y busetas corrientes.
"Una tarifa menor no sería suficiente para sostener el sistema", dice Torres. Por este precio, los ciudadanos podrían tomar una buseta en Fontibón, hacer trasbordo a TransMilenio y pasar a otra buseta para llegar hasta el extremo oriental de la ciudad. Pero costaría lo mismo hacer un corto recorrido en un solo bus.
El valor estimado de 2.200 pesos, según Torres, es producto de un sencillo ejercicio de costos. El hecho es que formalizar la operación de la flota de buses corrientes, como lo exige el SITP, incrementaría los gastos de mantenimiento de los vehículos y la nómina de los conductores, entre otros factores.
"En la mayoría de los casos los buses son reparados con repuestos de segunda, los propietarios no pagan IVA ni ICA y a los conductores se les paga el salario mínimo más un sobresueldo por pasajero movilizado -explica Torres-. Pero cuando se entra en un proceso serio, se deben cumplir requisitos de calidad, la estructura cambia y los costos aumentan".
Torres tiene la experiencia de la operación de los buses alimentadores de TransMilenio y de buses troncales en el sistema integrado de Santiago de Chile.
Aumento es inevitable
Fernando Rojas, experto en movilidad de la Universidad Javeriana, recalca que en casi todas las experiencias de sistemas integrados de transporte en el mundo la tarifa de viaje ha aumentado.
"El incremento del pasaje en Bogotá será determinado por la claridad con la que el Gobierno defina las características del negocio. Pero si no se tiene claro cuántos buses existen, cuántos se necesitan y cuáles son las rutas que se quieren cubrir, la ciudad correrá el riesgo de perpetuar el caos de la movilidad", comenta Rojas.
Según el secretario de Movilidad, Fernando Álvarez, los estudios indican que el SITP puede ser autosostenible. "Podría tener subsidios indirectos progresivos, como aportes en infraestructura o estímulos tributarios", agrega el funcionario.
Pero Rojas insiste en que no se puede hablar de subsidios sin tener claro qué se va a subsidiar ni saber qué es lo que requiere el sistema: "Los usuarios deben tener claro desde un principio cuál es la tarifa que van a tener que pagar".
El representante a la Cámara Simón Gaviria, advierte que "Bogotá podría verse obligada a destinar cada año cerca de 1,5 billones de pesos para cubrir 6 millones de viajes diarios y garantizar el funcionamiento del SITP, sin contar aún con la tarifa del metro".
Hasta el momento, la definición de la tarifa ha sido un tema vedado por la Secretaría de Movilidad que desde hace dos semanas tiene en sus manos el resultado del estudio que estructura el SITP, pero aún no lo ha revelado.
"La tarifa del sistema colectivo no sirve para sostener un sistema integrado y la prueba es que en Santiago de Chile, sin subsidios durante dos años y medio, el sistema está desfinanciado en más de 1.100 millones de dólares", concluye Alcides Torres.