Transporte Público

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Feb 23, 2008
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¿Podemos decir que los bogotanos 'habemus' metro?

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Foto: EL TIEMPO
Juan Ricardo Ortega, piensa que lo más lógico es que el metro vaya en sentido norte-sur.

El secretario de Hacienda de Bogotá, Juan Ricardo Ortega, con María Isabel Rueda.

Veo que me trajo un papel con unos numeritos... ¿Qué es lo que escribe ahí, señor secretario Ortega?

Es una fórmula bastante boba para demostrarle cómo será la financiación del metro, a partir de los 250 mil millones que le ofrece la nación a Bogotá desde el 2017. Si divido esa suma por una tasa de interés real del 6 por ciento, eso daría 4 billones 167 mil pesos.

¿Eso es lo que tenemos para financiar el metro de Bogotá?

Sí, si logramos vender ese flujo hasta el 2037, porque la plata que llegará por ejemplo en el 2087 no nos la compran por nada. Pero sí es muy probable que se pueda vender el flujo de los próximos 30 años, por ejemplo logrando un acuerdo con los fondos de pensiones, para que inviertan en esos papeles, lo cual sería muy lógico para las pensiones de la gente joven. Serían casi cuatro billones lo que lograríamos tener en el año 2017.

¿Cuál va a ser la ruta del metro? ¿Horizontal, de sur a norte? ¿Vertical, de arriba hacia abajo? ¿O una ruta en T"?

El tema del metro no tiene que depender de dónde se va a generar la oferta futura de pasajeros. Ya se tienen en la ciudad áreas con clarísimos flujos que dan para un metro. Lo que importa es tener consolidados los sistemas de transporte y que no generen subsidios operativos.

¿Me va a decir que el metro de Bogotá no será subsidiado?

Hoy, el metro de Medellín no lo es. Santiago de Chile me parece el mejor ejemplo: tiene una columna vertebral que es el metro, que mueve 65 mil personas hora pico-sentido. Y eso le genera un nivel de ingresos con el cual el mismo metro ha ido financiando su expansión. Así funciona Santiago de Chile, que no es muy distinta a Bogotá.

¿Cuál es el criterio para repartir el transporte de la ciudad entre el metro y el TransMilenio?

Los metros son una cosa que usted entierra de por vida y si el capricho de la gente cambia, usted se friega. El TransMilenio, en cambio, se puede dejar para atender todo lo que es expansión, porque los transmilenios son esencialmente flexibles. A mí me suena muy lógico lo que dicen los chinos: pase el metro por las zonas consolidadas de población y de movilidad. No pretenda cambiarle a la gente la cultura.

Si eso es así, ¿el metro debería ser prioritariamente sur-norte?

Claramente. Corredor oriental sur-norte, desde el punto de vista consolidación.

¿Es cierto, como dicen dos eventuales aspirantes a la alcaldía de Bogotá como el ex ministro Juan Lozano y el economista Juan Carlos Echeverri, que ustedes se dejaron meter un gol del gobernador de Cundinamarca, Andrés González, que es un excelente administrador y resultó un jodidazo? Se lo pregunto porque se suponía que la nación iba a financiar el resto del TransMilenio y el 70 por ciento del metro, y el Gobernador González logró meter en ese paquete al tren de cercanías.

En toda negociación, como dicen los gringos, hay una "creative ambiguity". Nadie tiene todavía claras muchas cosas. Pero se avanzó en dos temas de la más absoluta trascendencia que no se habían tocado en ningún momento. Con el tren de cercanías se va a habilitar un área gigantesca de territorio en Funza, Mosquera, Madrid y Faca, en el cual van a poder hacerse proyectos urbanos o desarrollar tierras rurales, como la Zona Franca de Occidente.

¿A usted lo sorprendió que en la reunión con el Presidente terminara metiéndose su financiación por la puerta grande?

Indudablemente hay una discusión regional y querámoslo o no los bogotanos, es imperante. No podemos pensar que lo que pase en Funza, Mosquera, Faca, Chia, Cajicá, no es con nosotros.

El Presidente dijo que había que estudiar las prioridades, y que dentro de las prioridades debería primar lo que pueda hacerse más rápido. Y resulta que el Gobernador de Cundinamarca ya tiene todo listo: la ruta del tren, los rieles, las tierras y la plata.

La pregunta es cómo definimos la palabra listo. Si listo es tener estudios de tráfico, de movilidad, de subsidios operativos, el metro también va a estar listo.

Eso no me parece tan claro. El alcalde Samuel gana las elecciones con una frase, la de que va a hacer el metro, pero lleva más de un año contratando su estudio. No tenía nada preparado.

Nos demoramos sólo ocho meses. En junio debemos tener los resultados de los estudios de tráfico, que es la parte clave: eso dice mucho de cómo debe ser la línea.

¿El metro va a ser subterráneo o aéreo?

Casi siempre son mezclas. Si fuera por los recursos, todo lo que se pueda por superficie. Pero donde hay sitios consolidados urbanos de gran edificabilidad tiene que ser subterráneo. Esa decisión saldrá del estudio.

La plata del estudio de la séptima que mandó a hacer el alcalde Garzón se perdió...

Está en stand by. Hicieron un estudio de diseño de cómo sería 'botar' el TransMilenio por la 7a.

Y este alcalde Moreno no solo no 'botó' el TransMilenio por la séptima, sino que allí no tiene planeado absolutamente nada.

Es que la ruta del metro tiene muchas posibilidades, y estamos esperando el estudio a ver si va a pasar por la Séptima, la Novena, la Once, la Trece o la Caracas.

¿El alcalde tiene algún criterio con respecto a esta discusión de hacia donde debe crecer la ciudad?

Sí lo tiene. Pero no me atrevo a decir cuál, porque no lo ha dicho públicamente. Le preocupa mucho la conurbación, ¡y lo que costaría eso en infraestructura para manejar las aguas negras es impagable!

Y según usted, ¿hacia donde va a crecer Bogotá?

Esa discusión urbanística es la más importante, no solo para la ciudad, sino para el país. Hay gente que dice que Bogotá debería crecer hacia Chia y Suba. Otra opina que Bogotá debería frenar la urbanización de todo lo que es rural cerca de Bogotá, Funza, Cota, Chía, y urbanizar Faca y Zipaquirá para desarrollarlos como polos alternos, y crear una zona verde de contención. A mí esta última fórmula me parece muy obvia, para que no se 'conurbe' la ciudad como una mancha de aceite. Políticamente se vuelve muy difícil parar el predio del vecino y en Colombia la forma como se habilita el uso de la tierra es muy poco transparente.

A usted no le gusta el tren de cercanías como prioridad...

Creo que el tren de cercanías tiene todo el sentido del mundo en esa visión de región, pero la pregunta es quién lo paga. Que lo pague el predial de estratos uno dos y tres de Bogotá no es algo en lo que yo me voy a poner. Lo deben pagar las valorizaciones de la tierra mediante la subasta de los derechos de a quién se le da capacidad de urbanizar en esas zonas. El que más plata ponga es el que se lleva el derecho de urbanizar y con esa plata se financia el tren.

¿En la expansión de Bogotá se va a respetar la reserva forestal del norte?

Eso ya cambió. El arte está en cuál es la negociación que se va a hacer con los dueños de la tierra que tienen expectativas. No tenemos una regla transparente de quién es el que se hace rico. Pues el que se hace rico debe ser el que pague más para que se haga infraestructura pública. Acá no funciona así. Acá es como que Dios ilumina a unos y no a otros.

Ya que nosotros no estamos iluminados, ¿será que usted como secretario de Hacienda nos recomienda ir a comprar tierras a Zipaquirá, que es hacia donde usted quisiera ver creciendo a Bogotá?

Yo lo que recomiendo es tener una regla clara. Que donde sea que se ponga el dedo se haga una subasta pública y todos los dueños de la tierra pueden participar, y los que más paguen se llevan los derechos. Si se necesitan cien mil hectáreas, veremos quiénes ofrecen hectáreas, y según la distancia al acueducto y alcantarillado, se les da un handicap. Y el que pone más plata de frente, multiplicado por su handicap, se la lleva. Esa subasta debe ser abierta y pública. Porque es imposible que no podamos llegar a hacer públicos los procesos de propiedad y valorización de las tierras en Bogotá y sus alrededores. Este país tiene todos los problemas de corrupción, de lavado, de crimen, porque la propiedad de la tierra es un gran misterio, al contrario de los países civilizados. En E.U. hay varias páginas web como 'zellow.com', donde están todos los predios, sus precios y sus transacciones. La propiedad tiene que ser pública. No la identidad del dueño del predio, sino su existencia, su delimitación, los derechos que hay sobre esas tierras y cómo se cambian esos derechos.

Tengo entendido que los predios que están sobre lo que supuestamente va a atravesar el tren de cercanías se están vendiendo como pan caliente...

Eso está bien, porque una urbanización que esté al lado de eso pues se va a valorizar mucho. Lo que pasa es que no todos los predios deberían tener derecho de ser urbanizados. Debe haber unas reglas, una lógica, que genere un urbanismo razonable, con infraestructura de vías, acueducto y alcantarillado, manejos de aguas negras, y eso no es difícil de hacer. Lo que pasa es que se requiere una voluntad política: usted se castra la capacidad de poder decidir quién es el que se beneficia, porque se vuelve un proceso público.

Pues me parece muy revolucionaria su propuesta. Vamos a ver cómo les cae a los terratenientes y a los alcaldes... Antes de terminar tengo que preguntarle: Dentro de las denuncias de politiquería que se le hacen a esta administración, el Consejo de Bogotá habla de una serie de partidas con objetivos bastante amplios como cultura ciudadana, educación política, talleres y foros. ¿Usted conoce esas partidas? ¿Cuánto valen?

Esas cosas son buenas, si se hacen bien. Y de todas formas, en cualquier presupuesto va a encontrar partidas objetables. Pero esos dineros no son sustantivos. Ahí puede haber destinados cinco, seis mil millones y no hacen una diferencia en un presupuesto de 8 billones de pesos. Ahí no es donde usted va a generar un descalabro. El punto es qué tan bien se gasta la plata gruesa. Las grandes discusiones se deben dar sobre la racionalidad de los costos de las grandes obras y los tiempos de su ejecución.

Dicho de otra manera: usted, que es un técnico, ¿ha sentido que le pasa mucha politiquería a su alrededor?

No. Me he sentido bastante libre de esas discusiones. Cuando se han dado los debates técnicos, el apoyo ha sido total. No me han presionado políticamente para que produzca mis decisiones. Y quizás es la vez que más respaldo he tenido en las decisiones difíciles.

En definitiva, señor Secretario: a la salida de esta alcaldía a la que le restan dos años y medio, ¿en qué etapa del metro nos va a dejar usted, que es el de la plata?

Contratado y financiado. Y si es el proyecto correcto, que va a generarle la movilidad a la ciudad, y se logra el precio correcto y el contrato es transparente, me iré muy feliz cuando llegue el momento.

¿Podemos decir para terminar esta entrevista que los bogotanos 'habemus metro'?

Yo creo que sí. Obviamente, el mundo es incierto y si sigue una crisis mundial dos años más, quién sabe.

Pues es claro que en Bogotá no habrá metro si Corea del Norte arroja una bomba atómica. Pero si no...

Si no pasa nada extraordinario, los bogotanos por fin tendrán su metro.

María Isabel Rueda.
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
 

M89

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Feb 1, 2008
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En un recorrido desde la Javeriana (calle 45 con 7ma) hasta la Calle 74 se subieron 3 personas a vender, y ni hablar de una ruta hasta la carrera 15, con el riesgo agregado de atraco. Otra razón más para quedarme esperando diez minutos de más el Sidauto, coger taxi en casos de afán, o agarrar Transmilenio.



Saludos....................
 

M89

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Feb 1, 2008
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Claro, uno usa las paticas y baja hasta la Caracas (por aquellas zonas en donde se puede de manera segura) :D



Saludos............
 

PPGSM

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Feb 23, 2008
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Bogotá, tercera ciudad más lenta de América Latina

Oswaldo Vargas Pinzón - 0 Comentarios - Calificación 3

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Camilo Aranguren/Colprensa

Bogotá. Los reiterados aplazamientos en el proceso de ejecución de obras de infraestructura en la capital están acarreando serias dificultades, disminuyendo la velocidad de desplazamiento, la competitividad de la ciudad y el bienestar.

A esta conclusión llegó el contralor distrital, Miguel Ángel Moralesrussi, después de evaluar los retrasos en algunas intervenciones como las de la calle 116, la vía que conecta a la Autopista al Llano en Yomasa, la ampliación de la Avenida Comuneros y el mismo Transmilenio Fase tres que, a juicio de la Contraloría, presenta un retraso de ocho meses en la Calle 26 y Carrera Décima.

“Este es un problema serio que afecta el comercio, la industria y el tiempo de las personas. Además, genera sobrecostos por mayor consumo de combustible y la contaminación. Ante esa situación, estamos en la tarea de establecer con el mayor rigor las responsabilidades al interior de la administración”, dijo.

Según Moralesrussi, el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) es el centro de esta auditoría de control fiscal debido a su responsabilidad en la estructuración y contratación de los proyectos.

El funcionario explicó que todavía es prematuro establecer el detrimento patrimonial o la afectación económica “pues es necesario hacer ese balance una vez se pongan al servicio las vías y obras”.

“Vamos a solicitarle al IDU un plan de mejoramiento en donde se comprometan a hacer más eficiente la gestión”, dijo el Contralor del Distrito.

No obstante, el daño parece estar hecho. Según el representante de la Cámara por Bogotá, Simón Gaviria, ante la demora del Distrito para ejecutar las obras del grupo uno del Plan de Valorización, es necesario adicionar 111 mil millones de pesos para lograr culminar estos trabajos.

“Estas obras tenían una apropiación de 486 mil millones de pesos. Sin embargo, de acuerdo con el Índice de Costos de la Construcción Pesada (Iccp), el incremento en los insumos asciende a 23 por ciento por lo que el valor total a precios de 2009 es de 597 mil millones de pesos”, explicó.

Un ejemplo claro de esta situación, lo constituye la Avenida Villavicencio entre la Avenida Ciudad de Cali y la Avenida El Tintal, pues según una misma comunicación del IDU, la obra pasó de 6.766 millones de pesos a 18.298 millones de pesos.

“Eso se debe a la pereza administrativa para ejecutar las obras. La falta de gerencia está generando sobrecostos inaceptables”, afirmó el Representante Gaviria.

Sin embargo, este tipo de retrasos no sólo representa un “descalabro” al erario. La población se ve afectada con mayores tiempos de recorrido, una especie de tiempo muerto que podría ser destinado a otras actividades más productivas.

Según un reporte de la Corporación Andina de Fomento (CAF), divulgado esta semana, 26 por ciento de los bogotanos señala que el tiempo perdido en los trancones lo utilizaría para “trabajar más”.

El estudio, realizado en 16 ciudades de América Latina, destaca que “las personas más afectadas por los problemas de congestión en las ciudades de la Región son aquellas que suelen utilizar el transporte público, específicamente, el autobús”.

El organismo hizo un llamado para que “mejoras en los problemas de fluidez del tránsito urbano puedan tener un impacto significativo en el bienestar de la población”.

En promedio, los capitalinos tardan 41 minutos en desplazarse (en cualquier medio) a su sitio de trabajo lo que la convierte en la tercera ciudad más lenta de América Latina.

La primera es Quito con un promedio de 46,5 minutos para desplazamientos. La segunda es Río de Janeiro con 44,9 minutos y la tercera es Bogotá.

El Phd en transporte urbano y director de la Fundación Ciudad Humana, Ricardo Montezuma, calificó de “paquidérmico” el papel desempeñado por algunas entidades distritales. Según el experto, en los últimos años el IDU perdió parte de su capacidad técnica para estructurar y desarrollar los proyectos y las obras.

Plan de acción del Distrito

La secretaria de Desarrollo Económico del Distrito, Marcela Barragán, aseguró que el Alcalde Mayor ordenó en los últimos días acelerar el ritmo de ejecución de obras, especialmente en el IDU.

“Estamos conscientes de este tema y por eso hemos emprendido esta estrategia para ejecutar cuanto antes y de la mejor manera el presupuesto”, dijo.

Hasta el momento, la directora del IDU, Liliana Pardo Gaona, ni el alcalde mayor, Samuel Moreno Rojas, han querido pronunciarse al respecto.

La importancia de Bogotá es ineludible en la economía nacional por lo que una menor competitividad de la ciudad se refleja en el consolidado nacional.

“En Bogotá se concentra 27 por ciento de la economía nacional (PIB)”, recuerda el economista Carlos Emilio Betancourt.

Causas del retraso

Según el Contralor Distrital, no todos los retrasos se pueden “achacar” a la Administración Distrital.
“Por ejemplo, algunos contratistas quedan mal, cambian los diseños, se encuentran dificultades para la compra de predios, deficiente información de las redes subterráneas de servicios públicos e incluso el mismo clima”, explicó. No obstante, el funcionario aseguró que en algunas obras, el retraso es de varios años por lo que se demuestra una baja capacidad de reacción administrativa frente a los imprevistos.

Comercio paralizado

El presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), Francisco Ochoa, calificó de “gravísimo” para el sector las demoras en la ejecución de obras en la ciudad.

“Eso es muy delicado. Una muestra clara tiene que ver con las intervenciones en la calle 116 donde restaurantes y oficinas han tenido que lidiar con el caos para mantenerse a flote”, dijo.

Ochoa hizo un llamado a las directivas del IDU y al Alcalde Mayor, Samuel Moreno Rojas, para que se tomen medidas.

Está “cruda” la Av los Comuneros

Con el fin de descongestionar buena parte del centro de la ciudad, la administración de Luis Eduardo Garzón, contrató la ampliación de la Avenida Los Comuneros o Calle Sexta. Sin embargo, a la fecha los trabajos están inconclusos y la actividad es mínima. No se han adquirido la totalidad de los predios y hay sólo algunas partes finalizadas. La Contraloría incluyó esta obra en el informe de auditoría debido a la demora que se ha generado.

Otra obra similar es la rehabilitación de la Calle 170, al norte de la ciudad. Según Vivián Rodríguez, trabajadora del sector, el trabajo está paralizado y no se nota la presencia de maquinaria y personal. “En la noche es peligroso para los transeúntes. Varios han sido atracados. Además de los trancones y demoras, es injusto con los ciudadanos”, dijo.

El “desfase” en Transmilenio

A juicio de la Contraloría Distrital, el retraso en la tercera fase del sistema masivo de transporte Transmilenio es de ocho meses. Los cambios en los diseños, el desorden administrativo y la falta de coordinación, son algunas causas de los aplazamientos en el inicio de obra. El IDU había anunciado a finales de 2008 que los trabajos se extenderían las 24 horas del día en la ampliación de la Calle 26. No obstante, a la fecha sólo se trabaja durante el día lo que no permite recuperar el tiempo perdido. En este mismo corredor falta por contratar un tramo entre la carrera 103 y el aeropuerto Internacional Eldorado donde se construirán tres estaciones del sistema.


Descenso de 2,8% presentó uso de transporte en buses, busetas y colectivos frente a 2008, reveló el Dane

Aunque los colombianos están dejando de montar en taxi para ahorrarse unos pesos de transporte, también son selectivos a la hora de elegir en qué tipo de vehículo público desplazarse a diario.

Al parecer, los sistemas de transporte masivo gustan más, pues el número de pasajeros transportados en buses, busetas y colectivos disminuyó en el primer trimestre del años. Hasta ellos están sintiendo la desaceleración por lo menos en las principales ciudades del país.

De acuerdo con la encuesta del Dane sobre transporte urbano de pasajeros divulgada este jueves, entre enero y marzo de este año, se presentó un descenso de 2,8 por ciento, en comparación con el mismo periodo del año anterior.

Esto quiere decir que los pasajeros transportados pasaron de 1'010.958, a 982.207 en los tres primeros meses del año.

La misma encuesta también mostró que en la primera parte del año, el parque automotor utilizado para el transporte de pasajeros disminuyó en 2,7 por ciento, así como que la gente está usando menos los buses, busetas y colectivos, y más los sistemas de transporte masivo para desplazarse.

Los pasajeros transportados en el servicio de Megabús de Pereira, TransMilenio de Bogotá y Metro de Medellín presentaron un aumento de 14,8 por ciento, 8,9 por ciento y 4,1 por ciento, respectivamente.

En cambio, los pasajeros transportados en microbús, colectivos, buses y busetas presentaron una caída de 5,7, 4,5 y 3,6 por ciento, respectivamente.

Lo anterior va en línea con una disminución en el número de buses, busetas y colectivos afiliados a las empresas de transporte, el cual también descendió 3,2 por ciento con relación al mismo periodo del año anterior. La mayor reducción de afiliados corresponde a los buses, con 5,9 por ciento.

De un promedio de 48.865 vehículos afiliados a las empresas de transporte urbano, en las ocho áreas metropolitanas y en 15 ciudades principales estudiadas por la encuesta, 41.220 prestaron realmente el servicio en el primer trimestre, lo que equivale a una utilización del 84,4 por ciento del parque automotor.

Del total de pasajeros movilizados, el 10,5 por ciento estuvo a cargo del TransMilenio de la ciudad de Bogotá, el 3,7 por ciento correspondió al Metro de Medellín, el 0,1 por ciento el MIO de la ciudad de Cali y el 0,5 por ciento lo realizó el Megabús de la ciudad de Pereira.