¿Podemos decir que los bogotanos 'habemus' metro?
Foto: EL TIEMPO
Juan Ricardo Ortega, piensa que lo más lógico es que el metro vaya en sentido norte-sur.
El secretario de Hacienda de Bogotá, Juan Ricardo Ortega, con María Isabel Rueda.
Veo que me trajo un papel con unos numeritos... ¿Qué es lo que escribe ahí, señor secretario Ortega?
Es una fórmula bastante boba para demostrarle cómo será la financiación del metro, a partir de los 250 mil millones que le ofrece la nación a Bogotá desde el 2017. Si divido esa suma por una tasa de interés real del 6 por ciento, eso daría 4 billones 167 mil pesos.
¿Eso es lo que tenemos para financiar el metro de Bogotá?
Sí, si logramos vender ese flujo hasta el 2037, porque la plata que llegará por ejemplo en el 2087 no nos la compran por nada. Pero sí es muy probable que se pueda vender el flujo de los próximos 30 años, por ejemplo logrando un acuerdo con los fondos de pensiones, para que inviertan en esos papeles, lo cual sería muy lógico para las pensiones de la gente joven. Serían casi cuatro billones lo que lograríamos tener en el año 2017.
¿Cuál va a ser la ruta del metro? ¿Horizontal, de sur a norte? ¿Vertical, de arriba hacia abajo? ¿O una ruta en T"?
El tema del metro no tiene que depender de dónde se va a generar la oferta futura de pasajeros. Ya se tienen en la ciudad áreas con clarísimos flujos que dan para un metro. Lo que importa es tener consolidados los sistemas de transporte y que no generen subsidios operativos.
¿Me va a decir que el metro de Bogotá no será subsidiado?
Hoy, el metro de Medellín no lo es. Santiago de Chile me parece el mejor ejemplo: tiene una columna vertebral que es el metro, que mueve 65 mil personas hora pico-sentido. Y eso le genera un nivel de ingresos con el cual el mismo metro ha ido financiando su expansión. Así funciona Santiago de Chile, que no es muy distinta a Bogotá.
¿Cuál es el criterio para repartir el transporte de la ciudad entre el metro y el TransMilenio?
Los metros son una cosa que usted entierra de por vida y si el capricho de la gente cambia, usted se friega. El TransMilenio, en cambio, se puede dejar para atender todo lo que es expansión, porque los transmilenios son esencialmente flexibles. A mí me suena muy lógico lo que dicen los chinos: pase el metro por las zonas consolidadas de población y de movilidad. No pretenda cambiarle a la gente la cultura.
Si eso es así, ¿el metro debería ser prioritariamente sur-norte?
Claramente. Corredor oriental sur-norte, desde el punto de vista consolidación.
¿Es cierto, como dicen dos eventuales aspirantes a la alcaldía de Bogotá como el ex ministro Juan Lozano y el economista Juan Carlos Echeverri, que ustedes se dejaron meter un gol del gobernador de Cundinamarca, Andrés González, que es un excelente administrador y resultó un jodidazo? Se lo pregunto porque se suponía que la nación iba a financiar el resto del TransMilenio y el 70 por ciento del metro, y el Gobernador González logró meter en ese paquete al tren de cercanías.
En toda negociación, como dicen los gringos, hay una "creative ambiguity". Nadie tiene todavía claras muchas cosas. Pero se avanzó en dos temas de la más absoluta trascendencia que no se habían tocado en ningún momento. Con el tren de cercanías se va a habilitar un área gigantesca de territorio en Funza, Mosquera, Madrid y Faca, en el cual van a poder hacerse proyectos urbanos o desarrollar tierras rurales, como la Zona Franca de Occidente.
¿A usted lo sorprendió que en la reunión con el Presidente terminara metiéndose su financiación por la puerta grande?
Indudablemente hay una discusión regional y querámoslo o no los bogotanos, es imperante. No podemos pensar que lo que pase en Funza, Mosquera, Faca, Chia, Cajicá, no es con nosotros.
El Presidente dijo que había que estudiar las prioridades, y que dentro de las prioridades debería primar lo que pueda hacerse más rápido. Y resulta que el Gobernador de Cundinamarca ya tiene todo listo: la ruta del tren, los rieles, las tierras y la plata.
La pregunta es cómo definimos la palabra listo. Si listo es tener estudios de tráfico, de movilidad, de subsidios operativos, el metro también va a estar listo.
Eso no me parece tan claro. El alcalde Samuel gana las elecciones con una frase, la de que va a hacer el metro, pero lleva más de un año contratando su estudio. No tenía nada preparado.
Nos demoramos sólo ocho meses. En junio debemos tener los resultados de los estudios de tráfico, que es la parte clave: eso dice mucho de cómo debe ser la línea.
¿El metro va a ser subterráneo o aéreo?
Casi siempre son mezclas. Si fuera por los recursos, todo lo que se pueda por superficie. Pero donde hay sitios consolidados urbanos de gran edificabilidad tiene que ser subterráneo. Esa decisión saldrá del estudio.
La plata del estudio de la séptima que mandó a hacer el alcalde Garzón se perdió...
Está en stand by. Hicieron un estudio de diseño de cómo sería 'botar' el TransMilenio por la 7a.
Y este alcalde Moreno no solo no 'botó' el TransMilenio por la séptima, sino que allí no tiene planeado absolutamente nada.
Es que la ruta del metro tiene muchas posibilidades, y estamos esperando el estudio a ver si va a pasar por la Séptima, la Novena, la Once, la Trece o la Caracas.
¿El alcalde tiene algún criterio con respecto a esta discusión de hacia donde debe crecer la ciudad?
Sí lo tiene. Pero no me atrevo a decir cuál, porque no lo ha dicho públicamente. Le preocupa mucho la conurbación, ¡y lo que costaría eso en infraestructura para manejar las aguas negras es impagable!
Y según usted, ¿hacia donde va a crecer Bogotá?
Esa discusión urbanística es la más importante, no solo para la ciudad, sino para el país. Hay gente que dice que Bogotá debería crecer hacia Chia y Suba. Otra opina que Bogotá debería frenar la urbanización de todo lo que es rural cerca de Bogotá, Funza, Cota, Chía, y urbanizar Faca y Zipaquirá para desarrollarlos como polos alternos, y crear una zona verde de contención. A mí esta última fórmula me parece muy obvia, para que no se 'conurbe' la ciudad como una mancha de aceite. Políticamente se vuelve muy difícil parar el predio del vecino y en Colombia la forma como se habilita el uso de la tierra es muy poco transparente.
A usted no le gusta el tren de cercanías como prioridad...
Creo que el tren de cercanías tiene todo el sentido del mundo en esa visión de región, pero la pregunta es quién lo paga. Que lo pague el predial de estratos uno dos y tres de Bogotá no es algo en lo que yo me voy a poner. Lo deben pagar las valorizaciones de la tierra mediante la subasta de los derechos de a quién se le da capacidad de urbanizar en esas zonas. El que más plata ponga es el que se lleva el derecho de urbanizar y con esa plata se financia el tren.
¿En la expansión de Bogotá se va a respetar la reserva forestal del norte?
Eso ya cambió. El arte está en cuál es la negociación que se va a hacer con los dueños de la tierra que tienen expectativas. No tenemos una regla transparente de quién es el que se hace rico. Pues el que se hace rico debe ser el que pague más para que se haga infraestructura pública. Acá no funciona así. Acá es como que Dios ilumina a unos y no a otros.
Ya que nosotros no estamos iluminados, ¿será que usted como secretario de Hacienda nos recomienda ir a comprar tierras a Zipaquirá, que es hacia donde usted quisiera ver creciendo a Bogotá?
Yo lo que recomiendo es tener una regla clara. Que donde sea que se ponga el dedo se haga una subasta pública y todos los dueños de la tierra pueden participar, y los que más paguen se llevan los derechos. Si se necesitan cien mil hectáreas, veremos quiénes ofrecen hectáreas, y según la distancia al acueducto y alcantarillado, se les da un handicap. Y el que pone más plata de frente, multiplicado por su handicap, se la lleva. Esa subasta debe ser abierta y pública. Porque es imposible que no podamos llegar a hacer públicos los procesos de propiedad y valorización de las tierras en Bogotá y sus alrededores. Este país tiene todos los problemas de corrupción, de lavado, de crimen, porque la propiedad de la tierra es un gran misterio, al contrario de los países civilizados. En E.U. hay varias páginas web como 'zellow.com', donde están todos los predios, sus precios y sus transacciones. La propiedad tiene que ser pública. No la identidad del dueño del predio, sino su existencia, su delimitación, los derechos que hay sobre esas tierras y cómo se cambian esos derechos.
Tengo entendido que los predios que están sobre lo que supuestamente va a atravesar el tren de cercanías se están vendiendo como pan caliente...
Eso está bien, porque una urbanización que esté al lado de eso pues se va a valorizar mucho. Lo que pasa es que no todos los predios deberían tener derecho de ser urbanizados. Debe haber unas reglas, una lógica, que genere un urbanismo razonable, con infraestructura de vías, acueducto y alcantarillado, manejos de aguas negras, y eso no es difícil de hacer. Lo que pasa es que se requiere una voluntad política: usted se castra la capacidad de poder decidir quién es el que se beneficia, porque se vuelve un proceso público.
Pues me parece muy revolucionaria su propuesta. Vamos a ver cómo les cae a los terratenientes y a los alcaldes... Antes de terminar tengo que preguntarle: Dentro de las denuncias de politiquería que se le hacen a esta administración, el Consejo de Bogotá habla de una serie de partidas con objetivos bastante amplios como cultura ciudadana, educación política, talleres y foros. ¿Usted conoce esas partidas? ¿Cuánto valen?
Esas cosas son buenas, si se hacen bien. Y de todas formas, en cualquier presupuesto va a encontrar partidas objetables. Pero esos dineros no son sustantivos. Ahí puede haber destinados cinco, seis mil millones y no hacen una diferencia en un presupuesto de 8 billones de pesos. Ahí no es donde usted va a generar un descalabro. El punto es qué tan bien se gasta la plata gruesa. Las grandes discusiones se deben dar sobre la racionalidad de los costos de las grandes obras y los tiempos de su ejecución.
Dicho de otra manera: usted, que es un técnico, ¿ha sentido que le pasa mucha politiquería a su alrededor?
No. Me he sentido bastante libre de esas discusiones. Cuando se han dado los debates técnicos, el apoyo ha sido total. No me han presionado políticamente para que produzca mis decisiones. Y quizás es la vez que más respaldo he tenido en las decisiones difíciles.
En definitiva, señor Secretario: a la salida de esta alcaldía a la que le restan dos años y medio, ¿en qué etapa del metro nos va a dejar usted, que es el de la plata?
Contratado y financiado. Y si es el proyecto correcto, que va a generarle la movilidad a la ciudad, y se logra el precio correcto y el contrato es transparente, me iré muy feliz cuando llegue el momento.
¿Podemos decir para terminar esta entrevista que los bogotanos 'habemus metro'?
Yo creo que sí. Obviamente, el mundo es incierto y si sigue una crisis mundial dos años más, quién sabe.
Pues es claro que en Bogotá no habrá metro si Corea del Norte arroja una bomba atómica. Pero si no...
Si no pasa nada extraordinario, los bogotanos por fin tendrán su metro.
María Isabel Rueda.
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
Foto: EL TIEMPO
Juan Ricardo Ortega, piensa que lo más lógico es que el metro vaya en sentido norte-sur.
El secretario de Hacienda de Bogotá, Juan Ricardo Ortega, con María Isabel Rueda.
Veo que me trajo un papel con unos numeritos... ¿Qué es lo que escribe ahí, señor secretario Ortega?
Es una fórmula bastante boba para demostrarle cómo será la financiación del metro, a partir de los 250 mil millones que le ofrece la nación a Bogotá desde el 2017. Si divido esa suma por una tasa de interés real del 6 por ciento, eso daría 4 billones 167 mil pesos.
¿Eso es lo que tenemos para financiar el metro de Bogotá?
Sí, si logramos vender ese flujo hasta el 2037, porque la plata que llegará por ejemplo en el 2087 no nos la compran por nada. Pero sí es muy probable que se pueda vender el flujo de los próximos 30 años, por ejemplo logrando un acuerdo con los fondos de pensiones, para que inviertan en esos papeles, lo cual sería muy lógico para las pensiones de la gente joven. Serían casi cuatro billones lo que lograríamos tener en el año 2017.
¿Cuál va a ser la ruta del metro? ¿Horizontal, de sur a norte? ¿Vertical, de arriba hacia abajo? ¿O una ruta en T"?
El tema del metro no tiene que depender de dónde se va a generar la oferta futura de pasajeros. Ya se tienen en la ciudad áreas con clarísimos flujos que dan para un metro. Lo que importa es tener consolidados los sistemas de transporte y que no generen subsidios operativos.
¿Me va a decir que el metro de Bogotá no será subsidiado?
Hoy, el metro de Medellín no lo es. Santiago de Chile me parece el mejor ejemplo: tiene una columna vertebral que es el metro, que mueve 65 mil personas hora pico-sentido. Y eso le genera un nivel de ingresos con el cual el mismo metro ha ido financiando su expansión. Así funciona Santiago de Chile, que no es muy distinta a Bogotá.
¿Cuál es el criterio para repartir el transporte de la ciudad entre el metro y el TransMilenio?
Los metros son una cosa que usted entierra de por vida y si el capricho de la gente cambia, usted se friega. El TransMilenio, en cambio, se puede dejar para atender todo lo que es expansión, porque los transmilenios son esencialmente flexibles. A mí me suena muy lógico lo que dicen los chinos: pase el metro por las zonas consolidadas de población y de movilidad. No pretenda cambiarle a la gente la cultura.
Si eso es así, ¿el metro debería ser prioritariamente sur-norte?
Claramente. Corredor oriental sur-norte, desde el punto de vista consolidación.
¿Es cierto, como dicen dos eventuales aspirantes a la alcaldía de Bogotá como el ex ministro Juan Lozano y el economista Juan Carlos Echeverri, que ustedes se dejaron meter un gol del gobernador de Cundinamarca, Andrés González, que es un excelente administrador y resultó un jodidazo? Se lo pregunto porque se suponía que la nación iba a financiar el resto del TransMilenio y el 70 por ciento del metro, y el Gobernador González logró meter en ese paquete al tren de cercanías.
En toda negociación, como dicen los gringos, hay una "creative ambiguity". Nadie tiene todavía claras muchas cosas. Pero se avanzó en dos temas de la más absoluta trascendencia que no se habían tocado en ningún momento. Con el tren de cercanías se va a habilitar un área gigantesca de territorio en Funza, Mosquera, Madrid y Faca, en el cual van a poder hacerse proyectos urbanos o desarrollar tierras rurales, como la Zona Franca de Occidente.
¿A usted lo sorprendió que en la reunión con el Presidente terminara metiéndose su financiación por la puerta grande?
Indudablemente hay una discusión regional y querámoslo o no los bogotanos, es imperante. No podemos pensar que lo que pase en Funza, Mosquera, Faca, Chia, Cajicá, no es con nosotros.
El Presidente dijo que había que estudiar las prioridades, y que dentro de las prioridades debería primar lo que pueda hacerse más rápido. Y resulta que el Gobernador de Cundinamarca ya tiene todo listo: la ruta del tren, los rieles, las tierras y la plata.
La pregunta es cómo definimos la palabra listo. Si listo es tener estudios de tráfico, de movilidad, de subsidios operativos, el metro también va a estar listo.
Eso no me parece tan claro. El alcalde Samuel gana las elecciones con una frase, la de que va a hacer el metro, pero lleva más de un año contratando su estudio. No tenía nada preparado.
Nos demoramos sólo ocho meses. En junio debemos tener los resultados de los estudios de tráfico, que es la parte clave: eso dice mucho de cómo debe ser la línea.
¿El metro va a ser subterráneo o aéreo?
Casi siempre son mezclas. Si fuera por los recursos, todo lo que se pueda por superficie. Pero donde hay sitios consolidados urbanos de gran edificabilidad tiene que ser subterráneo. Esa decisión saldrá del estudio.
La plata del estudio de la séptima que mandó a hacer el alcalde Garzón se perdió...
Está en stand by. Hicieron un estudio de diseño de cómo sería 'botar' el TransMilenio por la 7a.
Y este alcalde Moreno no solo no 'botó' el TransMilenio por la séptima, sino que allí no tiene planeado absolutamente nada.
Es que la ruta del metro tiene muchas posibilidades, y estamos esperando el estudio a ver si va a pasar por la Séptima, la Novena, la Once, la Trece o la Caracas.
¿El alcalde tiene algún criterio con respecto a esta discusión de hacia donde debe crecer la ciudad?
Sí lo tiene. Pero no me atrevo a decir cuál, porque no lo ha dicho públicamente. Le preocupa mucho la conurbación, ¡y lo que costaría eso en infraestructura para manejar las aguas negras es impagable!
Y según usted, ¿hacia donde va a crecer Bogotá?
Esa discusión urbanística es la más importante, no solo para la ciudad, sino para el país. Hay gente que dice que Bogotá debería crecer hacia Chia y Suba. Otra opina que Bogotá debería frenar la urbanización de todo lo que es rural cerca de Bogotá, Funza, Cota, Chía, y urbanizar Faca y Zipaquirá para desarrollarlos como polos alternos, y crear una zona verde de contención. A mí esta última fórmula me parece muy obvia, para que no se 'conurbe' la ciudad como una mancha de aceite. Políticamente se vuelve muy difícil parar el predio del vecino y en Colombia la forma como se habilita el uso de la tierra es muy poco transparente.
A usted no le gusta el tren de cercanías como prioridad...
Creo que el tren de cercanías tiene todo el sentido del mundo en esa visión de región, pero la pregunta es quién lo paga. Que lo pague el predial de estratos uno dos y tres de Bogotá no es algo en lo que yo me voy a poner. Lo deben pagar las valorizaciones de la tierra mediante la subasta de los derechos de a quién se le da capacidad de urbanizar en esas zonas. El que más plata ponga es el que se lleva el derecho de urbanizar y con esa plata se financia el tren.
¿En la expansión de Bogotá se va a respetar la reserva forestal del norte?
Eso ya cambió. El arte está en cuál es la negociación que se va a hacer con los dueños de la tierra que tienen expectativas. No tenemos una regla transparente de quién es el que se hace rico. Pues el que se hace rico debe ser el que pague más para que se haga infraestructura pública. Acá no funciona así. Acá es como que Dios ilumina a unos y no a otros.
Ya que nosotros no estamos iluminados, ¿será que usted como secretario de Hacienda nos recomienda ir a comprar tierras a Zipaquirá, que es hacia donde usted quisiera ver creciendo a Bogotá?
Yo lo que recomiendo es tener una regla clara. Que donde sea que se ponga el dedo se haga una subasta pública y todos los dueños de la tierra pueden participar, y los que más paguen se llevan los derechos. Si se necesitan cien mil hectáreas, veremos quiénes ofrecen hectáreas, y según la distancia al acueducto y alcantarillado, se les da un handicap. Y el que pone más plata de frente, multiplicado por su handicap, se la lleva. Esa subasta debe ser abierta y pública. Porque es imposible que no podamos llegar a hacer públicos los procesos de propiedad y valorización de las tierras en Bogotá y sus alrededores. Este país tiene todos los problemas de corrupción, de lavado, de crimen, porque la propiedad de la tierra es un gran misterio, al contrario de los países civilizados. En E.U. hay varias páginas web como 'zellow.com', donde están todos los predios, sus precios y sus transacciones. La propiedad tiene que ser pública. No la identidad del dueño del predio, sino su existencia, su delimitación, los derechos que hay sobre esas tierras y cómo se cambian esos derechos.
Tengo entendido que los predios que están sobre lo que supuestamente va a atravesar el tren de cercanías se están vendiendo como pan caliente...
Eso está bien, porque una urbanización que esté al lado de eso pues se va a valorizar mucho. Lo que pasa es que no todos los predios deberían tener derecho de ser urbanizados. Debe haber unas reglas, una lógica, que genere un urbanismo razonable, con infraestructura de vías, acueducto y alcantarillado, manejos de aguas negras, y eso no es difícil de hacer. Lo que pasa es que se requiere una voluntad política: usted se castra la capacidad de poder decidir quién es el que se beneficia, porque se vuelve un proceso público.
Pues me parece muy revolucionaria su propuesta. Vamos a ver cómo les cae a los terratenientes y a los alcaldes... Antes de terminar tengo que preguntarle: Dentro de las denuncias de politiquería que se le hacen a esta administración, el Consejo de Bogotá habla de una serie de partidas con objetivos bastante amplios como cultura ciudadana, educación política, talleres y foros. ¿Usted conoce esas partidas? ¿Cuánto valen?
Esas cosas son buenas, si se hacen bien. Y de todas formas, en cualquier presupuesto va a encontrar partidas objetables. Pero esos dineros no son sustantivos. Ahí puede haber destinados cinco, seis mil millones y no hacen una diferencia en un presupuesto de 8 billones de pesos. Ahí no es donde usted va a generar un descalabro. El punto es qué tan bien se gasta la plata gruesa. Las grandes discusiones se deben dar sobre la racionalidad de los costos de las grandes obras y los tiempos de su ejecución.
Dicho de otra manera: usted, que es un técnico, ¿ha sentido que le pasa mucha politiquería a su alrededor?
No. Me he sentido bastante libre de esas discusiones. Cuando se han dado los debates técnicos, el apoyo ha sido total. No me han presionado políticamente para que produzca mis decisiones. Y quizás es la vez que más respaldo he tenido en las decisiones difíciles.
En definitiva, señor Secretario: a la salida de esta alcaldía a la que le restan dos años y medio, ¿en qué etapa del metro nos va a dejar usted, que es el de la plata?
Contratado y financiado. Y si es el proyecto correcto, que va a generarle la movilidad a la ciudad, y se logra el precio correcto y el contrato es transparente, me iré muy feliz cuando llegue el momento.
¿Podemos decir para terminar esta entrevista que los bogotanos 'habemus metro'?
Yo creo que sí. Obviamente, el mundo es incierto y si sigue una crisis mundial dos años más, quién sabe.
Pues es claro que en Bogotá no habrá metro si Corea del Norte arroja una bomba atómica. Pero si no...
Si no pasa nada extraordinario, los bogotanos por fin tendrán su metro.
María Isabel Rueda.
ESPECIAL PARA EL TIEMPO